Las organizaciones políticas no son más que constructos sociales que tienen su valor en lo que representan y en cómo lo llevan a cabo. Se podría decir, también, que encierran una historia que enlaza los sueños o las aspiraciones de diversas personas pertenecientes a distintas generaciones. Pero no sería del todo cierto ya que bajo el mismo paraguas, que se lo digan al PSOE, se pueden cobijar historias muy diferentes. Cada organización, al fin, es lo que es en cada momento, muy distinta a lo que fue tiempo atrás, a lo que será en tiempos venideros. De la misma forma que cada cual de nosotros va siendo distinto, como distinta es una generación a otra. Nada nuevo, ya lo escribió Heráclito: “en los mismos ríos entramos y no entramos, pues somos y no somos los mismos (ríos y personas)”.
Por eso, Izquierda Unida y su futuro me interesan más bien poco. Las siglas solo valen para quien viva de ellas. Pero es oportuno preguntarse por su pertinencia. Desde luego, el acuerdo con Podemos le coloca en otra coyuntura radicalmente distinta a la que hasta ayer tuvo. Así, a palo seco, el programa de IU es irrealizable sin un cambio profundo en la sociedad. La puesta en marcha de algunas propuestas es una quimera sin una sociedad cómplice que asuma los costes y los riesgos. Es fácil decir ‘OTAN NO’, pero habría que asumir que nos pondría en el punto de mira de la superpotencia; nacionalizar empresas de sectores estratégicos es simple con un papel, poder aguantar el seguro contraataque del poder económico es otro cantar… Pero alguien tiene que decirlo, ser el Pitufo Gruñón capaz de enfrentarse a la afirmación del discurso hegemónico: esa de que vivimos en el mejor de los mundos posibles. Así fue, por ejemplo, durante todo ese aparente boom económico cuya detonación se ha llevado por delante el estado de bienestar. Habrá quien hable de insignificancia, pero IU se ocupó, mientras la orquesta tocaba y la pista no se vaciaba, de mantener, siquiera en el aire, siquiera como semilla, un discurso honesto a contracorriente.
IU, el mismo río, otra agua, se alía con una organización que representa lo mismo que el PSOE en 1979. Quizá consiga algún pequeño cambio, quizá. Será bienvenido. Falta saber si para ello se tendrá que desentender del semillero.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 12-05-2016
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