Echamos años para adelante como sin mirar, nos ponemos a hablar de 2050 como si fuera a llegar mañana mismo y pudiéramos ver lo que en tal fecha haya de ocurrir solo con doblar la esquina. El gobierno, el actual, el de noviembre de 2018, el que no tenemos seguro que se vaya a mantener a lo largo de todo el año que viene, plantea una fecha, 2050, de la misma manera que podría haber escrito 2047 o 2052, como límite para la circulación por las carreteras españolas de coches con motor de combustión interna. Los fabricantes de coches ponen el grito en el cielo lanzando al aire tremendos augurios. Y nos ponemos a pensar a 32 años vista, eso sí, sin dejar de mirar la calle del hoy, para encontrar las disonancias y concluir: imposible, será la ruina.
Me planteo el juego al revés. Realizo una tirada de 32 años, pero hacia atrás. 1986. Imaginen lo que nos hubiéramos reído entonces si el gobierno del momento hubiera dicho que para 2018 habría que llevar un teléfono en el bolsillo con el que (apunten lo que quiera que su móvil haga). Una segunda tirada de la misma distancia nos dejaría en 1954. Los –dicho sea en sentido literal- vendedores de burros y mulas haciendo negros vaticinios sobre el futuro del país ya que su sector se iría al garete debido a la llegada de una cosa llamada tractor. Los pueblos, por entonces, estaban llenos de gente.
El asunto, el debate pospuesto, no debe ser el estéril de la fecha, que ya digo, a saber, sino sobre la línea y esta no parece errada, en todo caso, tardía, muy tardía. La implementación de este tipo de medidas viene, nos dicen, indicada para prevenirnos de los efectos de la contaminación. No falta razón, estos efectos, tanto los de pequeña escala como los de carácter global –el cambio climático-, son cuantificablemente perniciosos. Pero la realidad es más prosaica: hay que limitar el uso de los derivados del petróleo porque cada vez hay menos y de peor calidad. Hemos gastado en pocas generaciones el ahorro energético de todas las que nos precedieron. Vamos, que la decisión de ‘despetroleizar’ la tomamos o nos viene tomada a la fuerza. Luego, lo que haya de ser en 2050, con nosotros o sin nosotros presentes como testigos, será.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 22-11-2018
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