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No es que se llevaran bien, tampoco lo contrario. En sus conversaciones ambos guardaban la compostura bien que, eso sí, dejaban claro la ausencia mutua de afecto.
–Buenos días, 'seor' José, lleva alegre el paso. Bien parece.
–Pues parecerá como dices, pero no te lo vayas a creer. Bien, la verdad, no me encuentro. Te podría engañar, pero 'pa' qué. Pedro, a los Santos no llego.
–Siempre se anda quejando. Pero no se apure, durará más de lo que dice. Usted y yo sabemos que mala hierba nunca muere.
–Te apuesto lo que quieras a que ese día, cuando vayas al cementerio, ya llevaré allí tiempo viendo las flores desde abajo.
–No es cosa de apostar, que le conozco como si le hubiera parido. Usted, con tal de llevar la razón, es capaz de colgarse de la viga del colgadizo.
Ambos se sonrieron. Continuaron su camino.
Creo recordar una escena similar a esta, perdónenme si cito mal, en uno de los libros de Miguel Delibes. Sea o no sea del vallisoletano, en ella se define un rasgo de ese carácter del que nos gusta presumir:preferimos que nos den la razón aunque ella arrastre fatales consecuencias antes que una buena nueva nos haga quedar en evidencia.
Presumimos pero me da que no tenemos el monopolio sobre ese modo de pensar y actuar. Vean si no. La cara de Miguel Ángel Gómez, cordobés, director deportivo del Pucela, le delata. En ella se dibuja una suma de satisfacciones. A la genérica por el logro del Pucela –para un club como el blanquivioleta la permanencia es un logro de peso similar al de un ascenso–, se le añade un rictus, esa mirada perdida, de particular orgullo, una malévola sonrisa con la que, sin decir, nos quiere recordar que 'os lo dije'. La plantilla de las dos cosechas es obra suya, lo sabe y lo apunta en su haber. Pero hay más, el destinatario del abrazo, de la confidencia, es Ünal. Nadie como este chaval, que apenas el viernes cumplía los 22 años, ha sufrido los ataques del entorno cuando el miedo cundía. Nadie como el turco ha acumulado infundios, algunos tan miserables como las que dejaban entrever que lo hacía mal adrede para favorecer a su club, el Villarreal, por su desempeño. Su final de temporada, acercándose a ese potencial que se le intuye, sin miedo para asumir responsabilidades, ha mandado guardar tanta lengua ligera. Miguel Ángel Gómez, a principio de temporada, apostó por él. Ahora, con todo el agua que ha pasado bajo el puente, saca pecho. 'Os lo dije, es muy bueno'.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 13-05-2019
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