Solemos decir que las criaturitas hacen lo que ven, repiten
lo que oyen. Les planteamos callejones sin salida en forma de falsos dilemas
-¿a quién quieres más, a papá o a mamá?- y en venganza una niña espeta a un
alcalde que a dónde preferiría dedicar los recursos, a replantar hectáreas
amazónicas o a reconstruir Notre Dame. El preboste cae en la trampa y elige
una. Aporta peregrinas razones para optar por Notre Dame. Las criaturas,
sugestionadas por la última moda, se sorprenden por la elección. Una parte de
la oposición social, para atizar al munícipe, se regodea con las respuestas
infantiles; con lo cual, a su manera, también caen en la misma trampa, eligen
una de las dos. Bien que la política es tener que decidir cómo repartir los
dineros, pero sabiendo que ambos, el patrimonio natural y el cultural, han de
ser cuidados aunque solo sea porque no somos más que unos depositarios
temporales de la belleza, del patrimonio, de la memoria; en fin, del inmenso
legado recibido de la naturaleza y de nuestros antepasados.
No siempre hay que optar. A principios de 1912, en Lawrence,
Massachusetts, EE.UU, miles de trabajadores, mujeres en su mayoría, emigrantes
en gran medida, se lanzaron a una huelga en pos de mejoras laborales, hicieron
suyo el eslogan “queremos pan y también queremos rosas”. Vivir no es solo sobrevivir; queremos
ganarnos la vida y tener tiempo para vivirla. Siete años después, una sucesión
de huelgas auspiciadas por la CNT en Barcelona a lo largo de mes y medio condujeron
a que el gobierno aprobase la jornada de ocho horas. Hoy, justo un siglo
después, pese a avances tecnológicos inverosímiles, como si no valorásemos el
tiempo, como si no quisiésemos rosas, no trabajamos menos y lo asumimos con entera normalidad.
A esos de tener que elegir se añaden
aquellos que justifican que el dictador repose en un mausoleo. Hay necesidades
más importantes, afirman. Con eso no se come, añaden. Es obvio que retirar los
despojos del tirano no llena plato alguno. Pero tampoco los llena el papel
higiénico y todos gastamos algunas monedillas en ello. El cuerpo de cualquier
sociedad, además de pan y rosas, requiere higiene, necesita tener limpias al
menos algunas partes del cuerpo. Va siendo hora de limpiarse las zurrapas.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 03-10-2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario