Por una de estas, le da a Stephen Curry una ventolera y decide dedicar los meses de asueto a conocer Valladolid. O, pedradas más gordas se han visto, cavilando en que ya anda por los treinta y tres y para el retiro quedan, como quien dice, un par de Informes Semanales, le da por establecerse en Rasueros para disfrutar de la vida tras su retirada. Aquí ‘el Menda’, que pese a sus cienes y cienes de defectos nunca rehúye una conversación ni con Agamenón ni con su porquero, pasaría casualmente por el borde de la pista de basket en la que el triple campeón de la NBA, el considerado mejor tirador de la historia, se lanza unos triples con aire indolente. Me ve, sonríe, se acerca para charlar un poco, conocer cosas del entorno, quedar por la tarde para alguna escapada castellanoleonesa, relamerse… “Al tostón en Arévalo te invito -me dice-, pero falta saber a cuenta de quién van las cervezas de antes. ¿Hace jugárselas a unos triples?”. Asiento, con un gesto que reafirma el ‘por supuesto’. “¿A cuántos tiros nos la jugamos?
Cuando escuchó mi propuesta se partió de risa, no se la
esperaba. Imaginaría, supongo, un cinco, un diez o cualquier número de esta
índole. “¿Cómo va a ser a uno, me tomas el pelo?”. Ahí fue cuando aproveché
para explicarle la ley de los grandes números. Vaya, que cuantas más veces se
repita un experimento aleatorio, más cerca estaremos de que el resultado se
acerque al esperado. Vamos, que si su porcentaje en triples es del 75%, cuantos
más lance más cerca estaremos de esos tres cuartos de acierto. Lo mismo que en
mi caso, pero con un 15%. Pero oye, tirando uno, nadie descarta que él toque
hierro y el mío se cuele limpio.
Analizar la clasificación en esta liga, que por extrañas
situaciones ha tenido partidos pendientes, te llevaba a esos juegos de
extrapolación. Está, se decía, a cuatro puntos pero le faltan dos partidos, es
como si fuera delante. O no. El Pucela llevaba un par de semanas con esa
coletilla del ‘pero tenemos uno pendiente’. La estadística hace creer que si
vas segundo y te faltan dos partidos se dé por descontado el triunfo. Al fin y
al cabo eres de los gallitos. Si eres de la sección pobre, la jornada pendiente
suele ser más un consuelo que carne magra llegado el momento. Pero oiga, si el
asunto es a un tiro, vaya usted a saber.
La cosa fue tan así que ambas alineaciones parecieron hechas
por sorteo. Yo no hubiera acertado ni la mitad. Vista la imagen puede que los
onces y las fotos fueran el colofón a la cancioncilla de la muñeca vestida de
azul. Por aquello de dos y dos son cuatro (por los goles del partido), cuatro y
dos son seis (Olivas y Morcillo, la
mejor noticia de cada equipo)… y el remate con el ocho y ocho dieciséis.
Nuestros dos protagonistas, Unai López y Marcos André, cuyo mérito se resume en
aparecer en la foto. Por lo demás, uno de esos empates que no sabemos si matan
de hambre o evitan la muerte por inanición.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 29-04-2021
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