En todo terreno que se precie, arribismo y jugadores de ventaja brotan como flores silvestres. En política, más. Limitándose a escuchar el zumbido de la cutre movida del Partido Popular, Sánchez podría pensar que el momento es óptimo para convocar elecciones, que su rival nunca estará más débil, que si le da tiempo podría aprovecharlo para recomponerse y ¡vete tú a saber!
Aparte de mostrar ventajismo, se equivocaría. Su rival no es el PP sino la derecha que aún considera izquierda al PSOE. Varios millones. Por más que aquel se autodestruya, su espacio se recompondrá: nunca faltará un relevo depositario de su caudal de votos. Menos, cuando la suma de rivalidades ‘derechiles’ ha avivado su movilización.
La duda al respecto de este trasiego se centra en discernir
qué se mueve, si nos encontramos ante un ajuste del arco o un corrimiento
ciudadano hacia su derecha. En el primer caso, el PP asumiría involuntariamente
el papel de la UCD. En estas, tendrán su CDS, crematorio para incinerar los
restos. VOX viajará de AP al PP para ampliar el espectro de recogida, el número
de sillones. Cuanto más PP aterrice en VOX, más PP será. Tardará lo que tarden
en acomodarse. Y surgirá otro VOX, tal vez auspiciado por los mismos, que llamará cobarde al predecesor.
En el segundo, el favor del que goza Ayuso sería
circunstancial. La historia no acabaría en ella, estaría empezando. Como Casado
sucedió a Rajoy -prometiendo eliminar complejos- y Ayuso se pule a Casado
porque ahora es el tierno, vendrá quién grite más fuerte y a ella le haga
parecer complaciente con el rojerío.
Sea como sea, tampoco hay territorio carente de chaqueteros,
muchos son, de toda la vida, ‘istas’ del
que vaya ganando.
Y entre tanto, el mundo arde. Ucrania. A lo mejor ni es
necesario que nos arreglemos, ‘pa qué’. Bendita España.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 23-02-2022
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