domingo, 20 de marzo de 2022

AY, LO QUE QUEDA

Desde la planta 58, la 41 queda demasiado abajo. Encabronados por el reciente garrotazo ovetense, juramentados ante un objetivo que se tienta y de vuelta a casa, un equipo al que observas desde 17 puntos de diferencia, parece poca amenaza. Pero solo para los profanos, los que miramos desde fuera. Imagino que las conversaciones mantenidas en las interioridades del plantel blanquivioleta no menospreciaban a un rival con el buen número de jugones que puede presentar la UD Las Palmas. Aunque lo parezca, ambos asuntos –la mediocre clasificación y un elenco plagado de jugadores exquisitos- no son incompatibles en esta categoría en la que los resultados de los partidos se convierten con frecuencia en el infantil ‘piedra, papel o tijera’. Las Palmas es tijera que reluce ante equipos papel y que resulta mellado al pretender cortar las piedras del camino.

Al Pucela, papel, ya digo, la Unión Deportiva le hizo trizas. Como ya detectaron el Girona y el Cartagena, la espalda de Aguado y Mesa es un vergel en el que crece cualquier semilla que se plante. Allí, el joven Moleiro, secuela amarilla de Pedri, mostró las hechuras de futbolista grande que pinta. Desde el centro del cuadrado defensivo pucelano -los dos centrales y los dos mediocentros-, arrancó una y otra vez en conducción o lanzó la pelota dibujando longitudinales y transversales que solo la impericia en el descabello o el acierto de Masip evitaron que se convirtieran en muescas en el marcador.

La verdad es que por más que uno quiera, nunca se acaba de tener claro si, en casos como este, la derrota pucelana es consecuencia de un mal quehacer propio o del buen trabajo rival. No me queda claro si la obvia falta de ritmo se debe a que no lo has logrado por tus deméritos o a que el contrario te lo haya impedido. Me quiero quedar con lo segundo, con que el rival ha encontrado la llaga y ha metido el dedo. Quiero hacerlo porque las alternativas -se me ocurren tres- son peores:

Que haya llegado un bajón de esos naturales en una temporada tan larga en el peor momento, cuando tocaba percutir. Consecuencia, a la promoción y a ver.

Que se haya acabado la gasolina. Corolario, quedar inmovilizados a un lado de la carretera.

Que Toni y Plano, pese a lo que han tenido que oír, son mucho Toni y Plano.

¡Ay, lo que queda!


Publicada en "El Norte de Castilla" el 20-03-2022

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