Lo siento, en medio de tanta certeza, no sé nada salvo que llevarse las manos a la cabeza cuando sucede lo que se sabía que podía suceder tiene poco sentido y ninguna utilidad. Salvo que construir el mundo que se desea, si hay mundo que se desee, es un ejercicio arduo, continuo. Por lo que nos toca como España, dejar de exportar armamento e impulsar esta decisión en los ámbitos internacionales en los que participemos.
Ahora solo ansío, y no se me ocurre la manera, que esta
guerra acabe pronto y con el menor número de víctimas. Entonces sí tendrá
sentido decir ‘no a la guerra’, pero no pidiendo la gracia de algún Dios
benigno, sino construyendo cada día para que la guerra deje de ser recurso de
nada. Como lo tiene ese mismo grito lanzado desde calles rusas y ucranianas.
Esos millares de personas, muchas sufren ya represalias, desalientan -algo
siquiera, rompen aparentes unanimidades bélicas- la ofensiva, muestran el
camino: ‘si vis pacem para pacem’. E imaginar que algún día se sean tantos que suenan
tambores llamando a la guerra y…
Publicado en "El Norte de Castilla" el 09-03-2022
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