domingo, 14 de agosto de 2022

INICIO Y REINICIO: SALIR A TODA TRALLA

Cualquier estudioso de los desarrollos sociales, de las alteraciones de las estructuras de poder político y económico, de los flujos de población que se fueron produciendo... podrá encontrar en el ámbito del fútbol –en todo lo que le rodea: propiedad, organización de competiciones, estructuras que lo sustentan– material más que de sobra para abordar sus trabajos de investigación. El fútbol camina al ritmo que la sociedad, cada sociedad, le marca y se empapa de todo lo que en ella va ocurriendo. Observamos décadas atrás como en España los clubes, casi todos los que albergaban a los grandes equipos, se transformaron en sociedades anónimas, con lo que pasaron a tener dueños. Al poco, los constructores locales se adueñaron de ellos. A la par que el batacazo inmobiliario mermó la capacidad de aquella 'élite', el recinto de lo local se fue quedando pequeño. Paulatinamente, un capital internacional, jeques, oligarcas, potentados asiáticos, fondos de inversión, sustituían a aquellos con lo que explican el giro económico que se está produciendo. De la misma forma, las competiciones asumen cambios inimaginables poco tiempo atrás. El poder –llamémoslo así– de los petrodólares, quebrando una tradición, ha trasladado el Mundial del verano al último mes del otoño. Por primera vez, la Liga sufrirá un parón de más de cincuenta días en su desarrollo. Así pues, tendrá inicio y reinicio. Será una competición con dos bloques temporales disjuntos, uno de catorce y otro veinticuatro partidos.
Más allá de lo que esta quiebra supone para el aficionado, plantea un reto para los entrenadores, para los preparadores físicos. No puede ser igual la preparación de esta temporada que la de todas las anteriores. El clásico 'in crescendo' que va procurando un óptimo estado de forma según se suceden los partidos carece ahora de sentido: ese punto idóneo llegaría cuando la Liga esté detenida. Toca probar otra preparación que permita arrancar a tope para obtener el mejor botín de puntos posible, descansar (al menos los jugadores que no disputen el Mundial), realizar una segunda pretemporada de readaptación y volver a toda tralla para enfrentar un tramo intenso y definitivo.

Recordaba hoy el primer partido del Valladolid tras el anterior ascenso. Fue en Girona. El cero-cero final fue el resultado de un partido gris, plomizo, en el que se percibía la falta de ritmo. Obvia por el momento, dijimos entonces. El primero de la temporada anterior, en Las Palmas, fue similar. Este arranque, sí me ha parecido diferente. El partido ante el Villarreal ha mostrado más viveza, menos pesadez de piernas. Se ha percibido cierta falta de ritmo, es imposible que sin competición se llegue al cénit, pero mucha menos que habitualmente.

También, esto sin duda, se ha percibido la diferencia de categoría en dos aspectos. Por un lado, el juego, con ser el mismo, se parece poco. Aquí se corre para jugar, no se juega para correr. Por otro, los rivales son otra cosa. La diferencia de potencial entre los 'groguets' y el Pucela es descomunal. Un ejercicio de voluntarismo blanquivioleta tras recibir el primer gol, unido a un paso atrás del Villarreal tras conseguir la ventaja, fue el único momento en que pareció haber partido. El espejismo duró lo que tardó en llegar el segundo gol.

Consciente, al menos hasta que algún potencial fichaje aumente el nivel colectivo, el Pucela debe minorar el número de errores. Hablábamos de la preparación física, pero la mental, la que evita despistes, debe estar en marcha desde el minuto uno. Ese primer gol, Joaquín dejando pasar la pelota sin percatarse del peligro, duele. Siendo peores no conviene dar ventajas.

Publicado en "El Norte de Castilla" el 14-08-2022

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