sábado, 19 de agosto de 2023

LOS ADVERSOS CONDICIONALES DEL REAL VALLADOLID

El 'si' condicional se desempeña como una caña de pescar lanzada al río de nuestro cerebro. Ahí, el anzuelo bucea esperando que alguna idea, alentada por el cebo de la realidad, pique y quede enganchada. Conscientes de ello, los publicistas modelan unos mensajes precisos que servirán de señuelo al que nuestro cerebro nos guiará con la pretensión de dar rienda suelta a nuestros sueños o de silenciar nuestros miedos. «¿Y si cae aquí?», nos pregunta retóricamente un clásico anuncio de la Lotería enfocado al sorteo de Navidad. El mensajito se nos incrusta a través de ese 'y si...' que impele a no perder ocasión. 'Y si...', ojos cerrados, respiración profunda y se muerde el arpón. «¿Y si se declara un incendio, se produce un accidente, entran en tu casa, acaece una catástrofe de cualquier tipo?», insisten de una u otra forma compañías de seguros o de vigilancia. 'Y si...', ¡ay! El sobresalto por el daño hipotético iza los temblorosos pelos de los brazos, sufrimos un espasmo, una temblequera, hemos de poner remedio antes de que ocurra, llamamos al número que nos prescriben. Acariciamos el miedo, pagamos, nos sentimos seguros y a otra cosa.
El 'y si...' trajina también a posteriori. Ante un percance ya producido procura, bien cargarnos masoquistamente de culpa pescando un listado de desaciertos, bien restañar nuestros errores atrayendo al anzuelo unos fantasiosos hechos alternativos que habrán de paliar nuestro desconsuelo. Los aficionados al fútbol somos expertos en este tipo de ensoñaciones. Cuestionamos el mal resultado inamovible recreando, con distinto final, situaciones del partido.

'Y si...' –nos lamentamos– el árbitro hubiera entendido que el penalti a Cédric se venía produciendo desde antes del toque de balón que marca el momento en que se valora la situación de fuera de juego. ¡Ah! –elucubramos–, el partido, lo que de él faltaba por disputar, habría sido otra cosa. 'Y si...' –proseguimos– el violento disparo de Iván Sánchez que repelió el larguero hubiera viajado unos centímetros más abajo. 'Y si...' –encadenamos mentalmente– el angulado disparo de Lucas Rosa hubiera caminado un palmo a su izquierda. ¡Ah! –nos consolamos–, el marcador habría hecho justicia. Aunque bien sabemos que lo inapelable del marcador y lo que entendemos por justicia futbolística no siempre caminan de la mano. 'Y si...' –lanzamos la mirada hacia el porvenir– se repiten las ocasiones con protagonistas de más fuste que aún están por llegar. ¡Ah! –nos regocijamos–, si con un once cogido con alfileres, un grupo por conformar, un equipo pendiente de consolidar, se ha ganado un partido y mantenido el tipo en el otro, ya verán cuando llegue septiembre.

De nada sirve recrearse en lo que no ocurrió. Siempre escuché eso de que cuando una frase comienza por 'si' es que fue no. O puede que sirva de todo. Con esa alteración de la realidad paliamos nuestro desconsuelo, sí, pero de alguna manera también nos es útil para elaborar un balance de haberes. El fútbol se nutre y se entiende con números. Se presenta como un ejercicio que combina la estadística con la probabilidad: cantidad de intentos, porcentaje de acierto. Números que no brotan espontáneamente, son consecuencia del juego. El mismo lamento que concatena 'y sis...' indica que se produjeron circunstancias suficientes como para haber modificado el resultado. Lejos de arrojar todo por la borda como un trasto inútil, corresponde, amén de afinar para minimizar errores, insistir en la misma idea que se mostró válida, recalcar que así los resultados irán llegando, alimentar las expectativas de la afición, la convicción de los jugadores. Y olvidaremos los condicionales. Nadie los utiliza cuando la tarde viene buena.


Publicado en "El Norte de Castilla" el 20-08-2023

No hay comentarios:

Publicar un comentario