A lomos de su
montura, Boabdil se aleja. El caballo no llega ni a trotar, porque el jinete no
tiene fuerza para mover los arreos. No tiene fuerza ni para girar la cabeza y
mirar por última vez aquella fortaleza que parecía teñida de rojo por el
reflejo de las luces de las antorchas. No tiene el valor suficiente para
enfrentarse a la visión de la imponente alhambra que se alza majestuosa, porque
esa sola imagen es la crónica de su derrota, de una derrota que le perseguirá
hasta el final de los tiempos. El que había sido monarca del reino nazarí
caminaba ahora hacia un exilio que no era más que la consumación de la pérdida,
la puesta en escena de una humillación, la muerte en vida. Visto de lejos es un
espectro que deambula en medio de la noche, de cerca no es más un despojo de
grandeza que se balancea según la voluntad del viento. Una lágrima recorre su
rostro avejentado de tanta pena. Aixa, su madre, cabalga al lado. El aroma de
su cara huele a rabia destilada, mira a su hijo con desprecio y replica a su
llanto: «Llora como una mujer lo que no supiste defender como hombre». No
sabemos si en realidad ocurrió de esta manera, es imaginable, en cualquier
caso, las respuestas del alma encogida de Boabdil, pero nadie estaba allí para
atestiguarlo. Pero, como a todo derrotado, la historia le juzgó de forma severa
convirtiéndole en un pelele propicio para ser manteado por los escribanos. Esas
supuestas lágrimas, la reprimenda de su madre -una mujer-, sirvieron a un
intrascendente escritor apellidado Echevarría, que vivió allá por el siglo
XVIII, para forjar la imagen de un rey débil y para asociar esa laxitud al
carácter femenino. Los hombres no lloran, ya se sabe. Hasta que lloramos. Hasta
que por fin pudimos llorar y afirmarlo públicamente: ni llorar es de débiles,
ni es de mujeres, ni, por supuesto, mujer y debilidad son términos sinónimos.
Blog sin más pretensión que la de poner un poco de orden en mi cabeza. Irán apareciendo los artículos que vaya publicando en diversos medios de comunicación y algunas reflexiones tomadas a vuelapluma. Aprovecharé para recopilar artículos publicados tiempo atrás.
martes, 29 de abril de 2014
jueves, 24 de abril de 2014
NO SOMOS DE CAFÉ
Tierra de pies en
polvorosa, cuyos caminos, más que unir, son las venas abiertas por las que se
desangra, Castilla, muere enseñoreada de sí misma sin saber lo que es porque
nunca quiso mirarse. Envejecimiento, despoblación, palabras, palabras contra
las que se combate tratando de mirar atrás para recrear las calles llenas de
cuando el campo necesitaba manos. El futuro, si lo hay, es otra cosa. No asumir
que los pueblos, muchos, habrán de morir es negar la esencia de las cosas. Cabe
el llanto, a algunos se nos sepultará un trozo de nosotros mismos, la nostalgia
arañará nuestros corazones, pero no hay más, las distancias ya no son lo que
eran, los servicios se concentrarán en menos localidades. Queda el mientras
tanto, la atención imprescindible en tanto en cuanto haya algo de vida porque
la eutanasia no tiene sentido en estos casos. Los pueblos que han de morir lo
han de hacer el día que les toque. Pero este mientras tanto es compatible con
una visión a largo plazo que enfoque sus esfuerzos en las cabeceras de comarca,
de lo contrario estas correrán el mismo destino poco más tarde.
jueves, 17 de abril de 2014
INGENIEROS QUE SOBRAN
Al final no sé si
las procesiones de Semana Santa son un hecho cultural con reminiscencias
religiosas o una serie de actos religiosos que se manifiestan a través de la
cultura. Supongo que serán las dos cosas a la vez y, según para quién, tendrá
más preponderancia un aspecto o el otro. Lo cierto es que, como en todo espacio
en el que las personas se relacionan, se producen situaciones humanas
perfectamente extrapolables a cualquier otra faceta de la vida. Año tras año,
cuando llega esta semana móvil, recuerdo una escena que se produjo hace casi
veinte años en León en medio de la procesión del Viernes Santo. La escena
consiguió sustituir el silencio propio del momento por las carcajadas de todos
los que por allí andábamos.
domingo, 13 de abril de 2014
POR UNA SOCIEDAD DE HOMBRES Y MUJERES LIBRES: VIVA LA REPÚBLICA
Hace 83 años un runrún de libertad atizaba
el aire de la primavera, una mueca cómplice de alegría se dibujaba en la mirada
de mujeres y hombres que oteaban futuro tras un pasado de penurias, de sombras,
de tiranías, de caciques y curas trabucaires. A la vez, pero no entre ellos,
las gentes de orden, los apellidos de siempre, sentían en sus cogotes el miedo
a perder los privilegios propios que no son otra cosa que derechos ajenos
usurpados.
Quiero recordar, pero no para rememorar a
secas, sino como ejercicio de vinculación con los valores republicanos. Los mismos que ayer
cuajaron y que más temprano que tarde han de volver como hecho porque nuestros
corazones los ansían y nuestras manos siguen disponibles.
sábado, 12 de abril de 2014
INDULTO NO; TESÓN
Los humanos construimos nuestra realidad con palabras. No solo para explicarla, también para comprenderla. Por eso, nada mejor que la poesía para explorar en nuestros sentimientos, porque cuando se trata de lo profundo no es nada sencillo atinar con las palabras adecuadas para comunicar cómo nos encontramos. Cuando estamos realmente mal, sufriendo por alguna de esas jugarretas que la vida propone en nuestro camino, tenemos dificultades para transmitirlo. Llegados a este punto tenemos que recurrir a un poema o incorporar metáforas al lenguaje cotidiano. Tenemos que agarrarnos a palabras como ‘alma’ con las que pretendemos definir algo tan etéreo e inaprensible como la parte inmaterial de las personas o recurrimos a la metonimia dirigiendo al corazón el dolor de todo el cuerpo. El corazón, dicen los médicos, no duele, sin embargo utilizamos este órgano para referirnos a un dolor ilocalizado, a un pesar que afecta al todo, al vacío, por ejemplo, que sufre una madre cuando siente que puede perder un hijo.
jueves, 10 de abril de 2014
UN CINE EN PERPIGNAN
Unas hermosas vacas
pastando por los campos verdes, tierras de labranza que ofrecían varias
cosechas al año, en Europa siempre llovía cuando hacía falta. Platos llenos,
varias comidas al día, frigoríficos repletos, lavadoras automáticas,
televisores en color, en los diccionarios de Europa no aparecía la palabra
preocupación. El homosexual español besaba a su pareja en la calle cuando
soñaba Europa. Cuando soñaba Europa la madre soltera no sentía las miradas
inquisidoras disparadas desde el vecindario, es más, la mujer era tratada por
ley igual que el hombre. El trabajador no se refugiaba en la luz de la luna
para afiliarse a un sindicato, es más, tenía derechos. Europa era el trayecto
al sueño de cada uno. Las costa era un poco Europa, en cualquier playa un perplejo trabajador de SEAT
escuchaba a uno de Volkswagen decir que podía pagar un avión y venir a España
de vacaciones. Las suecas venían de Europa, el rostro de Alfredo Landa se
acaloraba porque pudo tocar Europa cuando España no se dejaba tocar, era pecado.
España en sí era un cura reprimiendo. Hasta muchos curas se sentían abrumados
de los curas y se quitaron la sotana porque era más europeo. En la tele no
había rombos, en las calles nadie decía cómo vestir, los cines se proyectaban
todas las películas sin necesidad de que un censor firmase el nihil obstat.
Europa eran dos tetas en una pantalla de cine en Perpignan. Europa era el otro
lado y los Pirineos eran una valla como la de Ceuta o Melilla.
lunes, 7 de abril de 2014
ÓSCAR, EL INSUMISO
El primer siglo de vida de los Estados Unidos cuenta la historia de una expansión territorial que duró prácticamente hasta que el propio país sufrió una implosión, esa guerra civil conocida como la Guerra de Secesión. México, el de abajo, sufrió en sus carnes el mordisco del gran vecino que acababa de ver la luz. En 1846 el ejército estadounidense invadió México tras un litigio originado un año antes cuando se formó, sobre territorio que había sido mexicano, la República de Texas. En aquel momento, Henry David Thoreau, un filósofo puritano de Massachusetts, se negó a pagar impuestos al considerar ilegítimo que se destinasen a esta contienda, así como a mantener un sistema en el que la esclavitud estaba amparada por la ley. Debido a ello, fue encarcelado. Para justificar teóricamente su decisión escribió ‘La desobediencia civil’, en la que defendía que los ciudadanos deberían tener más poder frente a los Estados y que esto solo sería posible si cada persona se implicaba en su comunidad. Desobedecer las leyes era, en alguna instancia, la única salida digna de un ciudadano coherente frente a ese poder. En nuestro país el mejor exponente de este compromiso colectivo lo tuvimos con el movimiento de objeción de conciencia que, a finales del siglo pasado, impulsó campañas a favor de la insumisión –la negativa a la realización del servicio militar– como forma de apostar por una sociedad en la que el papel de los ejércitos fuera progresivamente disminuyendo. Ilustres defensores de esta forma de entender la vida fueron el ruso Tolstói, el indio Mahatma Gandhi, el norteamericano Luther King o el sudafricano Mandela. Ayer, en el estadio Zorrilla, se sumó a esta lista el futbolista pucelano Óscar. El poder establecido le ordenó jugar por la banda izquierda, en la posición teórica de extremo izquierdo, pero él, después de remolonear un poco por aquella zona, decidió que ese terreno no era el suyo y caminó río arriba hasta la demarcación en la que se encuentra más a gusto, o en la que cree que más puede ofrecer al equipo. La diferencia entre una y otra razón no es menor porque afecta al meollo teórico que califica a una desobediencia como legítima. En el primer caso, que fuera por su gusto, estaríamos ante una actitud pueril de niño malcriado o de adulto egoísta que solo obra en su beneficio. En el segundo, nos encontraríamos ante una actitud madura, comprometida y que, siendo el jugador consciente del riesgo de que el peso de la ley del entrenador cayese sobre sus espaldas, asumiría pensando en el beneficio colectivo. Quiero pensar que ha sido la segunda más que nada porque en este caso, al menos por lo que a ayer respecta, Óscar dobló el peso de la autoridad y el entrenador decidió, con la entrada de Bergdich por Manucho, reubicar a los jugadores permitiendo que el salmantino jugase en la posición de ‘10’.
jueves, 3 de abril de 2014
DIFERENTES, NO RAROS
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