jueves, 29 de octubre de 2015

MILES DE SAULOS

Lo que ocurrió aquel día en que Saulo galopaba camino de Damasco fue una minucia con lo que ha pasado en los institutos de enseñanzas medias este último septiembre. El joven de Tarso sostuvo que un resplandor le hizo caer del caballo. Ya en el suelo, afirmó que escuchó voces que provenían del cielo, palabras que eran a la vez pregunta y reproche: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Fue tal la impresión producida en este joven cazador de cristianos que inmediatamente cambió de bando, pasó de perseguidor a perseguido. Posteriormente diseñó las líneas maestras de una institución bimilenaria, pero esa es otra historia. La nuestra es la de la conversión, ya digo, poca cosa si la comparamos con la de los jóvenes bachilleres. De repente miles de ellos han caído del caballo: llegado el tiempo de las matrículas, tras años de descreimiento, han optado por elegir la asignatura de Religión. Pena de un Brueghel o un Miguel Ángel que habrían sido capaces de plasmar la multitudinaria conversión y, de esta manera, haber dejado constancia para deleite de futuras generaciones. Mas como no será así, dejemos constancia por escrito.
Resulta que ahora la nota de religión computará, como la de matemáticas o la de filosofía, para el cálculo de la media esa que sirve para tener más opciones de elegir carrera. Como además ha corrido el rumor de que las notas serán altas, los desinteresados chavales han decidido que ‘París bien vale una misa’. Y vuelve el debate sobre la pertinencia de que en las aulas se imparta la asignatura de Religión. Yo, para mí, tengo que el debate como tal es estéril. Buena parte de quienes defienden la inmiscibilidad del conocimiento y el adoctrinamiento se refugian en argumentos que no rozan, ni de lejos, el verdadero interés de los defensores de la compatibilidad ciencia-creencia. En realidad, la parte de estos que tiene influencia (la iglesia oficial), me temo, no está tan interesada en que se imparta la asignatura cuanto en decidir quién la imparte. O sea, que el asunto va, de nuevo, de dineros. Me gustaría saber cuál sería la reacción de los prelados si les dijesen que habría Religión pero los profesores dependerían del estado. Igual perderían interés en que surgiera tanto Saulo.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 29-10-2015

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