Aterido de frío, en la estación de trenes
de Burgos, maldigo mi suerte. Recuerdo aquella campaña institucional de RENFE
en la remota era del todo va bien: el 96% de los trenes llegan y salen con una
escrupulosa puntualidad. Y yo empeñado en montar en los del 4%. Haciendo
tiempo, y matando el frío, entro en el vestíbulo y charlo con un currito de la
cosa. Le comento mi cenizo ferroviario, él sonríe y da rienda suelta a su
frustración: eso del 96% será en otro sitio, pero aquí el material que nos
traen es el que desmontan en Alicante y así.... El presupuesto se debe agotar
en el proyecto del AVE. Ya en casa, topo con una carta del alcalde dirigida a
mi hijo pero encabezada con un “Estimados padres”. En ella nos relata que nos
hace el favor de cumplir con su deber. Gracias. Adjunta una guía de
escolarización con las pautas a seguir y un listado de los centros públicos ¡y
privados!. Como si en un panfleto del Gadis nos informasen de las ventajas de
comprar en El Árbol. Pobre sector público exangüe por gestión de quienes no
creen en él.
Leo la prensa, la
sangre de miles de iraquíes entreverada por la de negros e hispanos al son de
las barras y estrellas tiznan de escarlata al Tigris y al Eúfrates. Arrasado
Irak arranca el saqueo institucional –eufemismo: reconstrucción-, dirán que se
beneficia EE.UU. o España. Mentira. Se benefician los mismos que construyen el
AVE y rigen centros de enseñanza privados.
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