LA ESPAÑA ROJIRROTA

Foto "El Norte de Castilla" 

No digo que la Tierra vaya a dejar de dar vueltas al Sol, que eso seguirá siendo mientras nuestra estrella siga ahí como centro gravitatorio. Tampoco, Dios me libre, que en los próximos 365 días vayamos a palmar todos: aunque no faltará alguna localidad en la que el adjetivo 'vacío' salte del terreno de las metáforas al de la perfecta definición, el conjunto de los vivos en nuestro país se mantendrá en sus muchos millones. No, afirmo, sin más, que, a tenor de una corriente ciertamente numerosa -aunque incuantificada, no sabemos si se compone del 15, del 25…o del 93,48%-, esta ha sido la última Nochevieja en España. A partir de ya, en cuanto el gobierno que se avista tome posesión, será el llanto y el crujir de dientes. Para dentro de un año, o bien mandan los separatistas y no quedará España o se imponen los rojos y, a falta de lechazo, champán y uvas, nada podremos celebrar. Eso, sin descartar que ya no quepa especulación acerca de si la catástrofe vendrá por el puerto de la ruptura o aterrizará en el aeródromo de la rojura: en doce meses ‘los traidores’, al alimón, son capaces de perfilar una España rojirrota.

En serio, son tan gruesas, tan airadas, tan iracundas, las soflamas preventivas que poco margen les queda para elevar el tono si, llegado el caso, el aún nonato gobierno se sale del carril.

Por un lado, me sorprende tal hiperventilación, el programa que se ha presentado bien se puede definir como socioliberal. Aporta alguna medida de carácter social pero no cuestiona ni un ápice el statu quo. Hace poco más de tres decenios, este es el camino que hemos recorrido, dichas propuestas habrían sido denostadas por el PSOE al considerarlas demasiado de derechas, habrían cabido perfectamente en el proyecto de cualquier organización democristiana. La UE, además, no permitiría otra cosa: esa Europa que denostaron estos mismos profetas de la catástrofe por la sentencia del TJUE referida a Junqueras es un freno ante cualquier ‘veleidad’.

Por otro, no tiene sentido estratégico. La hipérbole da permiso a este gobierno que se postula para llevar el programa al máximo. Ahora tiene la puerta abierta para trabajar sin recato. Al fin, si, hagan lo que hagan, incluso antes de hacer nada, la respuesta lleva la misma inquina, mejor no cortarse un pelo. Queda que la inocencia no les debilite ni el miedo les atenace. Quedan muchos ‘añosnuevos’ que celebrar.

Publicado en El Norte de Castilla el 02-01-2020