Es difícil certificar si las críticas a Femando Hierro
surgen de lo leído en prensa o sí lo que se escribe procede de un runrún
generalizado cuando un delantero le encara; nunca sabremos si los silbidos a
Rivaldo son padres o hijos de lo publicado. Entre el comentario que circula y
el debate periodístico nunca se sabe que es generador y que generado. En
cualquier caso somos conscientes de que todo es susceptible de análisis. Ese
tamiz es básico en el desarrollo de nuestras sociedades desde la ilustración a
nuestros días y su ausencia provocó etapas de regresión social. En cualquier
caso para que genere ese florecimiento ha de realizarse a la luz de la razón,
por definición libre, y nunca partiendo de maniqueismos interesados que surgen
para crear seguidores fervorosos. La censura que persigue Bush camina en
sentido errado, la senda de los totalitarios que pretenden que todos nos
guiemos por una luz que ellos se encargan de interpretar: la luz divina. Esa
que nos divide en fieles e infieles. Partidarios o detractores de Hierro o
Rivaldo.
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