Álvaro de Figueroa, Conde de Romanones,
fue, durante el reinado de Alfonso XIII, tres veces lo que hoy llamamos
Presidente del Gobierno, amén de ostentar en diecisiete ocasiones el cargo de
ministro. Con tal bagaje sobre sus espaldas podemos intuir que conocía cada
vericueto de la administración y, por ello, no perdía el tiempo en debates
estériles en los que algunos de sus colegas parecían jugarse la vida. En medio
de una batalla parlamentaria, mientras los cuchillos volaban en el Congreso, él
permanecía abstraído. Sus compañeros, que observaban perplejos tanta
parsimonia, le llamaron la atención. Les miró con ese aire de superioridad que
da el haber tratado hasta con el diablo y les replicó: “Ustedes hagan la ley,
que yo haré el reglamento". No le faltaba razón y no le faltaría hoy. La
separación de poderes en España continúa sin estrenarse. El Congreso y el
Senado están formados por brazos de madera que se levantan al son de la música
de los sucesivos gobiernos. Nadie vota en contra de lo que ordena su partido
salvo excepciones, unas honrosas, otras no tanto, baste recordar aquel penoso
capítulo que relata cómo Esperanza Aguirre llegó a presidir la Comunidad de Madrid.
El martes por la mañana, el
partido que sustenta al gobierno tenía claro que no admitiría a trámite la iniciativa
legislativa popular que solicita una legislación que evite los desahucios por
medio de la dación en pago. El PP cambió de opinión por la tarde y votó a favor.
Parece un triunfo de los impulsores de la iniciativa, pareciera que tal ley
esté ya en vigor, pero no. Todo lo que se ha aprobado es que más adelante se
debatirá. El cambio del sentido del voto producido a la vez que la digestión
solo tiene un valor estético: es difícil negarse a discutir, en una sociedad en
la que la información circula a la velocidad de la luz, una petición avalada
por casi un millón y medio de personas, máxime con dos cadáveres más sobre la
mesa. Iban a votar que no, pero alguno de ellos debió recordar a Romanones.
Hagan ustedes la ley, que ya, yo, si acaso, luego…
Publicado el 14-02-2013
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