Muchas de las
películas de John Ford entran dentro de la categoría de westerns, pero si hay
algo que las ha convertido en obras de arte imperecederas es que el viejo Oeste
no era más que un decorado, una excusa para acercarse a lo que de verdad le
importaba: el ser humano expuesto a situaciones límite en un medio hostil. ‘El
hombre que mató a Liberty Valance’, por ejemplo, bien pudo haber sido ideada
como una película de romanos o ‘La diligencia’ como una road movie ambientada en
los años cuarenta, esencialmente hubieran sido las mismas. Los valientes se hubieran
seguido comportando como valientes y los cobardes como cobardes; quien tiene el
poder hubiera utilizado las mismas estrategias y quienes no lo tienen se
habrían aferrado a las mismas emociones. Al fin y al cabo, es muy poco lo que cambia
en la historia de la humanidad salvo el decorado que va evolucionando.
El asesinato de
Isabel Carrasco el pasado martes en León podría haber servido como punto de
partida para un guion del maestro Ford. Un asesinato que enseguida se etiquetó como un crimen
político, pero nada más lejos de la realidad. Para que un crimen pueda ser
denominado así deberían haber concurrido causas políticas y estas no aparecen
por ningún lado, la política es aquí tan tangencial como los cactus en las
películas de Ford. El dedo que apretó el gatillo fue movido por pulsiones
estricta y perversamente humanas. Si Isabel Carrasco hubiera sido la directora
de una fábrica de medicamentos, pongo por caso, la escena del asesinato hubiera
sido idéntica y nadie diría que se trata de un asesinato por razones farmacéuticas.
Lo que sí se puede
calificar como políticas han sido buena parte de las reacciones que –insisto:
el poder utiliza siempre las mismas estrategias- se amparan en los hechos para
dar una vuelta de tuerca más en el intento de criminalización de cualquier tipo
de disidencia. Todo hueso parece bueno si hace buen caldo. Pretender
relacionar el asesinato de Isabel Carrasco con las protestas de algunos
colectivos sociales es, simplemente, miserable. Si hay alguna característica
que pueda definir la protesta social en esta España con seis millones de
parados es, precisamente, su civismo. Un civismo que, a tenor de algunas
palabras, parece molestar.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 15-05-2014
En que medio se ha publicado y quien firma el articulo que aparece en la foto? Parece que estuviera dando ideas.
ResponderEliminar''Si hay alguna característica que pueda definir la protesta social en esta España con seis millones de parados es, precisamente, su civismo. Un civismo que, a tenor de algunas palabras, parece molestar. ''
ResponderEliminarY que contrasta, por otro lado, con la actitud incívica de nuestra obscena clase política.
El artículo de la foto es de 'el mundo'.
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