Las palabras
esdrújulas siempre me atrajeron por la rotundidad con la que resuena su acento,
por otra parte, siempre disfruté jugando con los dobles
sentidos de los términos por la capacidad de provocación o descubriendo
nuevas palabras inexistentes que se formaban solapando dos que sí tenían vida.
Pero este mismo juego puede servir para explicarnos mucho mejor la naturaleza
de algunas cosas. Filantrópico y antropófago son palabras hermosas por su
contundente sonoridad, la primera eleva al infinito al simple generoso de a
pie, la segunda nos traslada en un viaje en el tiempo hasta aquellos tebeos de
la infancia en los que un grupo de negros (los malos siempre son de allí) danzaban
alrededor de una enorme caldera de barro en la que se cocía a un explorador. Dos
palabras que fundidas en un crisol forman una tercera, filantropófagos, que no
aparece en ningún diccionario, pero que define a la perfección todo un mundo de
instituciones vinculadas a las grandes empresas que afirman pretender erradicar
las injusticias del orbe; sin embargo que en realidad solo buscan apuntalar un
sistema y hacer negocio en él hasta las últimas consecuencias. Un negocio que
consiste en sumar pobres y multiplicar, aunque sea por un solo euro al día. Un
grano no hace granero pero cuatro mil millones ayudan al compañero.
Llegar a estas
poblaciones, sin embargo, no era fácil para las grandes compañías y afinaron el
oído. Se llega mejor si dedicamos parte de los esfuerzos a financiar a gentes que
conozcan estos mundos y se muevan con soltura en ellos, se avanza más rápido
si, volvemos a los juegos de palabras, se buscan sinónimos que no rechinen o se
añade el apellido social a cualquier iniciativa. El fundador del
Foro Económico Mundial, Klaus Martin Schwab nos pone en la pista: “Se avanza
con mayor rapidez en el desmantelamiento del Estado y de la sociedad en interés
del capital privado si se utilizan términos como progreso social, filantropía
humanitaria y emprendimiento social”. Una pelea, la planteada por Schwab, en la
que buena parte de los estados y las instituciones supranacionales, defienden a
la parte contraria. Mucha harina para un artículo, si quieren más busquen la
web que aunó ambos términos: filantropófagos.com.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 08-05-2014
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