sábado, 27 de febrero de 2016

UNOS CURAS EN EL PASAPOGA

Para que una película pudiera rodarse, la productora estaba obligada a enviar el guion a un comité de censura. Los censores recortaban las escenas que tuvieran a bien y, posteriormente, devolvían el nuevo guion con el correspondiente nihil obstat. Los criterios de estos comités dependían de lo calenturienta que fuera la mente de sus componentes, de su capacidad para ver, incluso, lo que no existía. Contaba Luis García Berlanga que, en una ocasión, envió un guion y le fue devuelto con varias tachas, una de ellas eliminaba una escena en la que simplemente indicaba: “Plano general de la Gran Vía”. No lo entendió, pero no estaba el horno para ir a pedir explicaciones. Tiempo después, cosas de la casualidad, coincidió con uno de los censores y este le explicó los motivos de aquel corte: “Siendo usted el director –le dijo- ¿quién nos garantizaba que en esa plano no incluyese un grupo de curas saliendo del Pasapoga?”. Era, en resumen, un tijeretazo preventivo.
Esta misma noche, el grupo Def Con Dos actúa en Valladolid. No es la primera ni la segunda vez que lo hace, pero esta es diferente: la derecha social y política ha emprendido una campaña para que se suspenda el concierto. Motivos: César Strawberry, el vocalista de la banda, tiene abierto un caso judicial por enaltecimiento del terrorismo debido a unos tuits escritos tiempo atrás. Estrategia: la criminalización y el miedo. Si el caso fuese aislado cabría otra valoración, pero ocurre al poco del encarcelamiento -apelando a un motivo idéntico- de los titiriteros en Madrid; de la cancelación en Cartaya (Huelva) de la obra ‘La mirada del otro’ por abordar los encuentros entre víctimas de ETA y arrepentidos de la banda en la prisión de Nanclares; la criminalización de Amparo Bella, diputada de Podemos en las Cortes de Aragón, por osar realizar un paralelismo sobre el asesinato por ETA de Miguel Ángel Blanco para cuestionar a su Delegado del Gobierno cuando este sugirió que una mujer, víctima de la violencia machista, tuvo parte de la culpa en su propia muerte por no haber extremado las medidas de seguridad….
Ha pasado mucho tiempo desde aquellos lúgubres años de Berlanga, pero esta sucesión propone que existe un sibilino empeño por hacerlos retornar. Una censura que nunca es un fin en sí mismo, sino un intento de imponer un relato, una forma de ver, del que no se puede salir. O atente a las consecuencias.   

Publicado en "El Norte de Castilla" el 27-02-2016

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