jueves, 21 de marzo de 2019

Y LOS NABOS EN ADVIENTO

Imagen tomada de frasesparalahistoria.com

Sabemos que cuando llega abril, aguas mil y todas caben en un barril. Mejor dicho, sabemos que antes la lluvia se hacía presente casi cada día de abril; pero pasaba la tarde y un triste pintear apenas daba para mojar la calle.
Sabemos que cuando por marzo mayea, por mayo marcea. Mejor dicho, sabemos que antes era así, que los años en que la primavera nacía prematura, el invierno se guardaba un recibo pendiente. 
Así, cientos, miles de refranes, nos avisaban de cómo indefectiblemente se comportaba el tiempo o de la previsible consecuencia de una leve modificación en el patrón general.  Estos aforismos conformaban una suerte de conocimiento popular que cada generación heredaba de la que le precedía y, en paralelo, enriquecía para dejárselo a la por venir. La razón de ese trasiego del saber acumulado era por su obvia utilidad. Mal que bien, nos servía.

En estos tiempos que corren, el patrón climático conocido se resquebraja de forma que todo ese acervo queda puesto en entredicho. Todo lo que sabíamos está dejando de ser útil y eso nos desubica individual y colectivamente.
Pero este asunto del clima-tiempo no es el único suelo que tiembla bajo nuestros pies. Lo traigo a colación porque nos puede ayudar a entender el desasosiego de una parte de la población. De la misma manera que existe ese cambio climático que cuestiona todo lo que sabíamos, otras alteraciones de carácter socioeconómico están modificando las estructuras de pensamiento que hemos ido forjando a lo largo de los siglos. Así, ese proceso que conocemos como globalización. Ha modificado de forma tan sustantiva el ser y obrar del presente que ya nada tiene que ver con lo que hasta hace poco fue. Algunos se han convertido en globalizadores, actores beneficiados del proceso; muchos son o se sienten globalizados, perdedores pasivos de la refriega. Si se preguntan qué está pasando para que en el mundo exista una ola de reacción, anoten también este aspecto: muchos de los globalizados buscan refugio en las estancias más sólidas de un pasado al que revisten de oropel. Necesitan un orden, que cada cosa sea a su tiempo y los nabos en Adviento. Un orden marcial en el que lo que no esté prohibido sea obligatorio.


Publicado en "El Norte de Castilla" el 21-03-2019

No hay comentarios:

Publicar un comentario