ARZOCUENTAS
Frank de Boer ha visto cómo su sanción por dopaje ha sido reducida de
doce a dos meses. Según atestiguan los tribunales de la UEFA se dopó pero sin
ser consciente. A partir de ahora vigilará su alimentación con el mismo escrúpulo
que Delicado Baeza sus arzocuentas. El primero se escuda imputando la
responsabilidad a su selección y su club, el otro niega la mayor “no es cierto
que se hayan extraviado los dineros que los fieles aportaron en el
cepillo”, (cepillo, diminutivo de cepo). Ambos tienen algo en común: lanzan
balones fuera, sobrevuelan como moscas en muladar. Se escudan en la malicia de
otros (médicos o brokers) que supieron aprovecharse de su inconsciencia Ingerir
pastillas sin cerciorarse de su composición o ceder la gestión de tu dinero
mirando hacia otro lado cuando puede estar siendo invertido en paraísos
fiscales (quizá en armas o en condones) es pecado, al menos, por omisión. Y a
tal pecado, tal penitencia. Uno dos meses de sanción, el otro una merma en sus
futuras colectas. Uno ya tiene castigo el otro bastante castigo tiene.
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