Parece que acabamos de descubrir
que en Suiza los Alpes se formaron apilando billetes. Como si fuera de ayer,
como si también lo fuera la corrupción que ha enriquecido a unos y, al parecer,
ha arruinado a tantos. Y quizá esto último sea cierto, pero convendría no
confundir el grano con la infección. Convendría analizar si los casos que están
aflorando, si las personas apuntadas por las iracundas miradas de los
ciudadanos, son parte del síntoma o de la enfermedad. En este punto se hace
necesaria una definición precisa. ¿A qué llamamos corrupción? El alcalde de
Valladolid aporta una cuando dice que “hay que ser inflexible con el que meta
la mano en la caja”. Pobre definición que tiene como propósito alejar el foco
del problema fundamental. Meter la mano en la caja es robar, meterla en la caja
pública es reprobable y penalmente condenable, pero no pervierte el
funcionamiento de la sociedad. El presidente madrileño no define, pero acota el
terreno apuntando lo que, en su juicio, no
es corrupción. Dice que no lo es el hecho de que el exconsejero Güemes, quien
cuatro años antes patrocinara la privatización de los servicios hospitalarios,
sea directivo de la empresa a la que le han adjudicado esa encomienda. No lo es
para el señor González porque la ley impone dos años de incompatibilidad.
Tampoco vale la negativa, se puede, se ha demostrado, legislar al dictado de los
intereses de quienes legislan, de las corporaciones que se benefician.
Ambos entienden que es una
enfermedad, pero los patrones repetidos (cuando surge, no afloran con la
suficiente fuerza los anticuerpos que se oponen a ella -llegando al extremo de
que personas implicadas en algunas tramas hayan arrasado en elecciones
posteriores-, o que cuando ya ha desestructurado una sociedad, esta centre los
ojos en el político y no se haga las preguntas clave: ¿Quién, y a cambio de
qué, pagó a los políticos esos billetes que se apilan en Suiza?) indican que es
el síntoma al que no se le da importancia cuando brota y al que se apunta mal
con el bisturí. Y ahí seguimos, enfermos.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 24-01-2013
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