CELOS
Los futbolistas tienen hipertrofiado
el sentido de la competitividad. Su esencia es competir y la en la competición
eyaculan salvajemente tras un deseo convertido en adicción y que ha sido
indisimuladamente estimulado. Aquí radica la respuesta a las preguntas que nos
hacemos todos. ¿Qué necesidad tiene un futbolista de imponer una mejora en un
contrato que hace bien poco fue revisado al alza?, ¿por qué es capaz de
peregrinar haciendo perder calidad de vida a su familia por un incremento en
las cifras de su contrato? El simple aumento no es respuesta convincente
cuando nos acercamos a montos que, muchos de ellos, son incapaces de plasmar en
un papel. Asocian, no sólo verbalmente, el cariño y el reconocimiento del club
al que rinden sus servicios con las cantidades de su contrato. Más que la
cuantía les preocupa la comparación con
el sueldo de su compañero-rival. Tantos millones son pocos si alguien gana más.
Los celos entre “estrellas” nunca estuvieron ausentes del orden del día de
cualquier club.
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