lunes, 2 de febrero de 2009

LA MERLUZA EN EL PLATO DEL POBRE



Febrero nos devuelve la sonrisa tras un enero negro en el que el Valladolid se había perdido en un túnel del que no encontraba la salida. El golpe en la mesa destierra los fantasmas que rondaban por el entorno e insufla la dosis de tranquilidad necesaria para afrontar los próximos partidos.
Parece, en cualquier caso, que se repite la dinámica de la primera vuelta: la incapacidad manifiesta para obtener buenos resultados frente a los equipos que bucean en el fondo de la tabla y la solvencia ante los que transitan en la parte noble de la clasificación. Esta realidad, por insistente, no puede ser fruto del azar estadístico, sino la prueba del nueve de la validez del estilo. El Valladolid responde si no dirige el partido pero muestra su incapacidad cuando es el responsable de escribir el guión del juego. Esta situación desnuda las carencias de la plantilla, la falta de un medio centro con capacidad organizativa o la de un delantero que remate todo lo que ronde el área. Improvisación o contundencia. La dirección técnica del club ha elegido esta segunda opción para reforzar la plantilla. Que sea para bien.
Pero dicho esto es de justicia hacer mención a Goitom. Se le ha requerido para realizar una función que no es la suya y ha cumplido con creces. Sus movimientos en ataque y las asociaciones con sus compañeros han originado buena parte de los goles pucelanos. Pero no remata, no es su oficio. Espero que la llegada de Oldoni no acarree el ostracismo del sueco ya que, por el estilo de juego de ambos, podemos vislumbrar una complementariedad de perfiles que reportaría buenos réditos al equipo.
De lo que sí dispone el Valladolid es de jugadores de banda. Tanto León como Sesma garantizan un buen rendimiento aunque en días como ayer me traen a la memoria aquel dicho de antaño: si ves a un pobre comiendo merluza, uno de los dos está malo. Ambos tienen un talento superior a lo exigible en un club con el presupuesto del pucelano, si están aquí es porque este plato tiene alguna tara.
Los primeros partidos de Pedro León fueron excelsos, desde aquí pedí su internacionalidad, pero en los últimos percibo que le falta algo intangible, un no se sabe qué, que impide a sus enormes posibilidades explotar de forma definitiva. Claro, el día que esto ocurra habrá comprado un billete para salir hacia otros lares más pudientes. El aporte de Sesma es indiscutible, su calidad está fuera de duda y no escatima esfuerzos pero casi siempre elige la opción menos adecuada. Además, su empeño en retorcer el gesto para rematar siempre con la izquierda le han privado, a él y al equipo, de varios goles. Dos ayer sin ir más lejos. A pesar de todo, bienvenida sea esta merluza al plato y bienvenido sea febrero.

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