lunes, 29 de junio de 2020

EL PUCELA METE DOS

Foto "El Norte de Castilla"
Haciendo uso de la pregunta con que Mario Vargas Llosa da los primeros pedales para impulsar su ‘Conversación en la catedral’, puedo responder que el artículo previsto se jodió unas pocas décimas de segundo después del instante recogido en la foto. Hasta un momento antes, una idea me bullía en la cabeza. Una idea que dependía de un resultado poco probable de antemano que, además, se alejaba como posibilidad según se iba desarrollando el partido.

Pero de repente pudo ser. En el instante concreto en que el fotógrafo pulsaba el botón de su cámara, incrédulo, abrí los ojos de par en par: el azar se aprestaba a ponerme en bandeja la situación anhelada, el resultado que necesitaba. Esperanza tan efímera como vana. Vaclík, el portero sevillista, en un alarde de reflejos, desbarató la pintiparada ocasión de Alcaraz. El Pucela se quedó con la miel en los labios y el menda sin artículo.  

viernes, 26 de junio de 2020

EL PASADO IMPREDECIBLE

Foto "El Norte de Castilla"
Los rusos, para reírse de sí mismos y de su historia oficial, acuñaron un aforismo burlesco: el pasado, dicen, es impredecible. Al parecer data de los tiempos de Stalin, aunque bien pudo ser utilizada con anterioridad, bien se puede decir que, en otra medida, ese afán del poder por reescribir la historia tiene valencia en el resto de lugares del orbe. Los hechos, estos sí, escritos, reescritos, sobrescritos o por escribir, son innegociables. Algunos, además, irreversibles. Tanto, que a quienes tales hechos afectan necesitan hacer un esfuerzo para acomodar su cabeza a la nueva realidad.

martes, 23 de junio de 2020

COMO PÁJARO EN LA JAULA

Unos situaron los hechos en la provincia de Huelva; otros, en Arcos de la Frontera. El caso es que al poco de producirse, los ecos del rumor habían hecho fortuna: todo el mundo de un área cada vez más extensa conocía la historia. El corregidor de la zona pretendía a la esposa del molinero. Con la arrogancia de su posición, él se le declaró. A ella le sedujo la propuesta, pero se interponía, ¡ay!, un obstáculo insalvable: el temor a que su marido les pillase. El corregidor entonces urdió un plan. Con el marido a oportuna distancia, el encuentro se produjo. Como no podía ser todo tan sencillo, apareció un personaje que alertó al molinero apremiándole para que fuera a su casa. Al llegar y ser consciente de la situación, inhibió su deseo de venganza. Rumió otro estilo de desquite. Se vistió con la ropa del potentado y, amparado en la oscuridad, se hizo un sitio en el hueco de la cama que había dejado libre el hombre que yacía con su esposa.   

sábado, 20 de junio de 2020

LA ‘BE’ QUE FALTA

Foto "El Norte de Castilla"
Las Tres Z.Z.Z. o las Cinco Jotas son dos marcas comerciales, tan solo dos marcas comerciales. Sin embargo, por la excelencia de sus productos -botas de vino la una, la otra, jamón de Jabugo- casi nos han convencido de que el número de zetas de una bota o el de jotas de un ibérico sirve como guía, al modo de las estrellas de un hotel, para apuntar la calidad del género ofrecido.

Cuando pretendemos adquirir algún producto, quienes tenemos que conformarnos con menos utilizamos una referencia más de andar por casa, la de las tres ‘bes’. Eso sí, siendo a priori conscientes de que rara vez se obra el milagro de encontrar un artículo bueno, bonito y barato. En estas, ya digo, lo más habitual, asumimos al menos el descarte de una ‘be’. Si queremos que sea bueno y barato, bonito no será; si bonito y barato, andará la cosa justita de calidad; si bueno y bonito, tocará tirar de cartera, pagaremos gusto y ganas.

jueves, 18 de junio de 2020

INFILTRADOS

Es tan disparatada la realidad que cuando me viene a la memoria una noticia que leí hace un tiempo no consigo estar seguro de si me topé con ella bajo una cabecera convencional o en web satírica. La noticia relataba cómo un grupo de policías infiltrado en una banda de narcos se había visto envuelto en un tiroteo con otra cuadrilla de policías infiltrada en otra banda de narcos. La imagen me asalta con frecuencia. Algunas actuaciones que se dan en espacios sociopolíticos con los que simpatizo son tan inexplicables que solo adquirirían sentido si hubieran sido llevadas a cabo por personal infiltrado opuesto a cualquier opción de avance en la línea que se dice defender.

lunes, 15 de junio de 2020

ES LO MISMO PERO NO ES IGUAL


El fútbol mercancía ya no vive de lo que recauda en las taquillas, ya no vivía de ello  antes del parón.

Es lo mismo, al menos se llama de la misma manera, pero este fútbol se parece poco al que antes ocurría en una cancha de Primera División. Es curioso, escribo la palabra ‘antes’, repaso la frase y sonrío con la respuesta que me doy. Si en febrero hubiera escrito la misma palabra, inmediatamente me habría dado cuenta de que la frase contenía un vacío: el ‘antes’ carece de sentido si no se completa con una referencia temporal. Hoy no. Hoy, y al menos durante un tiempo, entendemos sin más el sentido de esos ‘antes’ desreferenciados.  Antes, decía, el fútbol era una fiesta social, un espacio de encuentro, una liturgia, en la que se participaba. No éramos nosotros los que jugábamos, pero los que jugaban eran ‘nosotros’. En la décima de segundo que precedía a cada remate de Ünal, se nos iba el alma; en el instante previo a cada parada de Masip, nos atenazaba el miedo. Y ellos, por distantes que parezcan los futbolistas, sentían esa llama, ese fogonazo, que bajaba a la hierba desde la grada.


Se atribuye a George Berkeley, un filósofo inglés de la primera mitad del XVIII, el primer esbozo una de esas propuestas/preguntas que sirven como palanca para la reflexión y que ha llegado a nuestros días: ¿hace ruido el árbol que cae y golpea contra el suelo cuando no hay nadie para escucharlo? ¿Hay, podríamos preguntarnos nosotros, fútbol cuando se desarrolla un partido y no hay nadie para animar, gritar, festejar, enfadarse…?


Digo fútbol y me refiero, claro, al espectáculo del fútbol. El juego en sí es otra cosa que no necesita más que un balón, unas porterías que pueden ser hasta imaginarias y gente que lo quiera disfrutar. No, me refiero al que congregaba multitudes antes de que la tele se adueñara de él. Hago un aparte: quienes piensen que la atracción de este juego radica en que las televisiones nos lo meten por los ojos yerran de principio a fin. No hace falta más que ver imágenes o leer crónicas de principio o mediados del siglo pasado para comprobarlo. No hace falta más que recordar que en cualquier partido entre dos pueblos, el perímetro del campo estaba rodeado por decenas de lugareños. Fue la propia fuerza del fútbol la que lo convirtió en objeto de deseo para los mercaderes, y ese deseo impelió la transformación del juego en mercancía.


Que en estas circunstancias no haya espectadores en las gradas puede ser considerado una anécdota circunstancial pero era el camino que estaba escrito. El fútbol mercancía ya no vive de lo que recauda en las taquillas, ya no vivía de ello. Como en tantos otros aspectos podremos pensar que los cambios han sido consecuencia de los efectos de la COVID-19 cuando en realidad estos meses no van a romper ninguna dinámica, se van a limitar, y no es poco, a acelerar los procesos en marcha.


La grada, un pedazo de ella, ahora ha quedado para salpicarla de futbolistas suplentes. Vemos a nueve del Pucela. Ocho con pose relajada, cumpliendo protocolos, esperando quietos… y Ben Arfa trasteando con ganas de jugar, con tantas como nosotros de verlo –aunque, ¡vaya!, no pueda ser con su correspondiente ¡oh! en el campo-. Son cosas de lo que ahora se denomina ‘nueva normalidad’, un eufemismo que nos plantea el ir acostumbrándonos a nuevos escenarios, como si no fuera eso la esencia de la vida. Nada hay menos normal, que lo normal; nada más perecedero que a lo que decimos ‘las cosas son así’. El décimo, arriba a la izquierda, tieso como un palo, serio como una esfinge, es David Espinar. Esto si que no ha cambiado, el gesto circunspecto de la mano derecha de Ronaldo es intemporal, inasequible a modificación.


Nos preguntamos, por si lo coyuntural se torna definitivo, si vamos a seguir siendo aficionados con un fútbol bajo en calorías. Será que sí. Poco a poco nos iríamos acostumbrando, lo verás, lo veré, aunque ahora digamos que no.


Publicado en El Norte de Castilla el 15-06-2020


jueves, 4 de junio de 2020

BENDITO PARCHE

Lo del ingreso mínimo vital es un parche, tan solo un parche. Pero los que habitualmente nos desplazamos en bici sabemos el valor de un parche cuando pinchamos en plena noche, haciendo frío y lejos del primer sitio habitado. Lo de que ahora existen métodos alternativos que evitan esos pinchazos traidores es cierto, pero tan solo para la bici: en la vida no se ha inventado aún el líquido que impida quedarse sin aire.

Desde la altura todos parecemos hormigas, no se percibe el sufrimiento de cada uno. Subidos sobre algo,  tendemos a mirar hacia abajo, nunca a más arriba. Es caro y desincentiva la voluntad de trabajar, dicen. ¿Es caro?, depende, ¿comparado con qué? Por ejemplo, con aquel rescate a los bancos se pagarían 146 millones de mensualidades, doce años de IMV para un millón de personas. La economía no son leyes sino decisiones. Decisiones que se convierten en leyes si tomarlas no depende de nosotros. Por eso es buena noticia que en nuestro entorno haya consenso. ¿Desincentiva y tal? En menor proporción que desincentiva proponer salarios de miseria a quien solo puede aceptar.