No
fue la mejor de las conmemoraciones. En 1850, tres siglos después de la
muerte del fundador, desaparece en España la Orden de San Juan de Dios.
Más que una desaparición sería un cese temporal de actividad porque los
frailes de otras latitudes se dolían por el vacío generado en el país
en que nació la Orden. Así pues, manos a la obra. Un joven italiano,
Angelo Hercules Menni, que apenas tres años antes había ingresado en la
Orden y cambiado su nombre por el de Benito, fue el encargado de
cimentar esa refundación a partir de 1867. Cuando el edificio tuvo, de
nuevo, cierta consistencia se embarcó en otra aventura. Dado que la
Orden era masculina, y hombres la mayoría de los beneficiarios, se
propuso, y logró, fundar una congregación con el mismo carácter pero en
femenino. Nacieron así, en 1881, las Hermanas Hospitalarias del Sagrado
Corazón. Benito Menni fue canonizado y por tanto el ‘san’ debería
preceder a su nombre, pero las monjas le deben tratar de tú: el hospital
que regentan en Valladolid omite el título de santo. Esta misma
congregación gestiona otro centro en Palencia, el San Luis, similar a
tantos en que atiende a personas con enfermedad mental, discapacidad
física o psíquica pero que tiene una peculiaridad: un pasillo casi tan
largo como la prototípica calle mayor de la capital palentina.