domingo, 18 de septiembre de 2011

Miedo, mentira, prejuicio

El caballo se encabritó y tiró al suelo al jinete. A resultas del golpe, el joven se rompió ambas piernas. Su padre, ya anciano, maldecía su suerte. ¿Cómo iba a poder llevar a cabo la inminente cosecha si a él le faltaban las fuerzas y su único hijo estaba imposibilitado? Días después del accidente, el joven tuvo noticias de que su país había declarado la guerra al vecino y que, por edad, tendría que alistarse. Él, sin embargo, como consecuencia de las lesiones, esquivaría la muerte en el campo de batalla. Estando en casa celebrando su fortuna se le vino el tejado encima, falleciendo en ese mismo instante. Al poco se supo que los gobiernos en contienda habían firmado el armisticio antes del primer disparo.