miércoles, 4 de enero de 2023

CLARO QUE ME ATREVO

Corría doliendo el verano de 2008. Deambulaba perdido, arrastrando mi inadaptación por un mundo que quería entender porque no comprendía, que tampoco me entendía a mí. Tal vez buscando en el azar un poco de luz al doblar alguna esquina. Tal vez esperando, sin más, que el tiempo ejerciera de linimento. Buscando siquiera un poco de aprecio, un sitio, un lugar en el mundo. Un puñetazo en el mentón me había noqueado. No es que no lo esperase, en realidad no quedaba más remedio. Y decidimos separarnos.

Corría sorprendiendo el verano de 2008. La selección no volvía a casa tras los cuartos de la Eurocopa. Caía Italia. Teléfono. Juan, ¿lo has visto? Negué. Caía Rusia. De nuevo el teléfono, de nuevo Juan. De nuevo negué. Pues -apostilló- la final la vemos juntos. Alemania esperaba. El bestia, el chicarrón, miraba a los Iniesta y demás, poca cosa ellos, por encima del hombro. Hasta que llegó el gol de Torres. Juan, si la cosa acaba así, tengo una idea para escribir. Es buena, escríbela y busca que te lo publiquen.