Entre el hoy en que escribo esto y el hoy en que esto leen,
los norteamericanos habrán decidido quién va a ocupar su presidencia durante
los próximos cuatro años. En cualquier otro momento habríamos observado con
mucho más que curiosidad. Éramos conscientes de que casi nos jugábamos más en
aquellas elecciones que en las propias, en las que nos limitábamos a elegir la
forma de obedecer –a regañadientes, a escondidillas, orgullosos o con los pies
encima de la mesa-, la manera de supeditarnos a los designios de aquel. Foto "El Norte de Castilla"
Entonces Europa, más aún España, bailaba al son de la música provocada por el romper de las olas de un océano al que se agitaba desde la otra orilla.