A principios de los
años setenta, gimnasia y rítmica eran en España dos palabras que nadie entendía
que pudieran ir unidas, nadie excepto Félix Fernández, el Presidente de la
Federación Española de Gimnasia, empeñado en introducir esa disciplina en nuestro
país y, para ello, nada mejor que empezar apuntando alto: quería que España
albergase el mundial de 1975. Pero esa aspiración no podría ser cumplida si no
había una base, por pequeña que fuese, y decidió que una representación debería
acudir al mundial previo, el que habría de celebrarse en Rotterdam. Dado que
nadie practicaba ese deporte, se hacía imprescindible una actuación urgente. Se
contrataron dos entrenadoras de prestigio internacional que realizaron el
primer curso nacional de entrenadoras de GRD con una selección de 50 profesoras
de Educación Física y, finalmente, tras otros cursos, eligieron a tres de ellas.
Una de esas tres, fue es nuestra protagonista: Teresa de Isla. Quedaron
penúltimas en la ciudad holandesa pero se consiguió el objetivo a corto plazo,
el mundial se celebraría en España, y otro que aún permanece superando con
creces cualquier sueño de los federativos de entonces, la gimnasia rítmica se
ha consolidado y sigue proporcionando éxitos al deporte español. En este
segundo apartado, Tere de Isla también ha marcado un camino, su labor como
formadora ha contribuido de forma decisiva para que varias generaciones de
chicas conocieran los entresijos de este deporte.