lunes, 31 de marzo de 2014

SIN ACUSE DE RECIBO

Estimado Señor Rubio:
Desde ayer, la Pucela futbolística se asoma por la ventana, cierra los ojos y se regodea mientras recibe en la cara ese tímido rayito de sol que, atravesando el cristal, parece venir a decirnos que ha llegado para derrotar al invierno. Pero en esta tierra sabemos que hasta el cuarenta de mayo no es conveniente desterrar la ropa de abrigo, por si acaso. Precisamente por eso, ahora que aún nada está conseguido y, a la vez, se está a tiempo de lograrlo todo, quería dirigirme a usted para decirle una palabra que, también a la vez, resume todas: ¡gracias! No me apetece esperar a que se confirme la permanencia del equipo, así será, cruzo los dedos,  porque daría la sensación de que ese agradecimiento sería un premio por haber alcanzado un fin. Quiero hacerlo en este momento en que todo está por escribir. En este sentido me da igual lo que ocurra al final, si alumbra ese rayo de sol es debido, sobre todo, a usted. Sí, ya sé que el fútbol no es una excepción, que el trabajo de uno carece de sentido si no está respaldado del de los demás. Y es cierto que usted pertenece a una plantilla que ha dado a lo largo del año muestras de una honradez que escasea en otros ámbitos de la vida social de nuestro país. Quienes así no lo entendieron tuvieron que hacer las maletas. Al resto nada que reprocharles, lo que tienen lo dan. Más no se puede pedir. Pero en medio de todos refulge usted, y no por brillar como lo haría una estrella, tampoco por arrancarse en carreras estériles a la manera de los demagogos que buscan el aplauso fácil, su mérito radica, ahí es nada, en hacer en cada momento lo que corresponde y hacerlo, casi siempre, bien. Ayer, sin ir más lejos, consiguió transmitirme la emoción que siento cuando observo ante mí algo que se acerca a la perfección.

viernes, 28 de marzo de 2014

SEGURO QUE SÍ

Supongo que las cosas habrán cambiado desde entonces, pero cuando uno vuelve la vista hacia atrás y la fija en aquella época en que la semana no era más que una larga espera que encontraba sentido a partir de los viernes, rememora un tiempo envuelto en una doble capa de optimismo y perseverancia. O sea, una concatenación de intentos fallidos que culminaban en la vana esperanza de que la semana siguiente sería distinto. Llegada la hora salíamos en tropel a la fiesta de cualquier pueblo o, en su defecto, a la Peñaranda capital de aquella comarca en la que conviven tres provincias. Ahora llegaban los de tal pueblo, ahora los del otro hasta abarrotar el aforo de las calles. Los chicos de entonces, copa en mano, aires de yo pasaba por aquí, nos acercábamos a las chicas con las que íbamos coincidiendo en cada garito.

jueves, 27 de marzo de 2014

CON LA FRENTE MARCHITA

Decimos por aquí que en la mesa y en el juego se conoce al caballero. Si olvidamos el tinte clasista que expele el tenor literal de este refrán, podremos obtener de él una enseñanza: aunque uno se pase la vida queriendo disimular, hay ámbitos en los que la verdadera personalidad, por más empeño que uno ponga en esconderla, se impone a las apariencias.
La muerte de Adolfo Suárez ha tenido este efecto. Las versiones oficiales han edulcorado una época de cambalaches y posibilismos, ‘una tormenta que -como cantara Sabina- duró hasta entrados los años ochenta cuando el sol fue secando la ropa de la vieja Europa’. Desde este hoy que se nos desconcha ha brotado un arrebato melancólico como si ese ayer fuese paradisíaco. Pero, sigo con Sabina, ‘no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió’.

domingo, 23 de marzo de 2014

CON DIGNIDAD

Llegada de la marcha a Valladolid - ROSI CASARES
Han pasado cinco meses desde que Cáritas hiciese público el VIII Informe del Observatorio de la Realidad Social referido a 2012, un pormenorizado estudio que, piedra sobre piedra, dato sobre dato, certificaba con un número, tres millones, una realidad que, a estas alturas, no se le escapa a nadie: algún vecino nuestro es pobre de los de verdad. Pobre severo, si utilizamos la terminología empleada en el informe. El subtítulo del informe no puede contener más información en menos palabras: «El aumento de la fractura social en una sociedad vulnerable que se empobrece». Lo peor, con todo, no es el dato - tres millones de personas en España disponen menos de 307 euros al mes- sino la tendencia: cinco años antes el número era la mitad. La información que ofrece la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) confirma esta tendencia, sus análisis ratifican que en el periodo 07-10 España fue el país europeo donde más aumentó la desigualdad. Mientras los ingresos de las clases sociales más altas se mantuvieron, las más bajas habían reducido sus rentas en un 14%. Si extendiésemos los datos hasta hoy podríamos, de quedarnos vergüenza, ponernos colorados. El fútbol, como buen crisol en el que se funden todos los metales de la sociedad, se mimetiza con la sociedad hasta reflejarla de forma fidedigna. Todos los focos apuntan esta semana en la dirección de ese Foro de Davos del balompié, de ese Wall Street futbolero, que es el Real Madrid-Barça, sin embargo, el partido en que más había en juego era el del Pucela frente al Rayo. Mientras aquellos se enzarzan en discusiones sobre quién tiene el mejor avión o despide a más empleados, estos se juegan en cada carrera el pan de cada día. Comparten planeta, pero son otra cosa. Aquellos rivalizan, decía, pero se ponen de acuerdo para quedarse con el pastel. Estos pelean por unas migajas, apenas por un salario que les permita vivir y mantener las fuerzas para poder trabajar al otro día. Nos han convencido de que una derrota es una humillación, de que un empate, si no da para llegar a fin de mes, es merecido porque, a buen seguro, no hace nada por salir de esa condición.

jueves, 20 de marzo de 2014

14ª MUESTRA INTERNACIONAL DE CINE LGBT




JURADO DEL CICLO DE DERECHOS HUMANOS



LA DESNUDA MUERTE DESNUDA

Las valoraciones de las noticias que tienen capacidad para sobresaltarnos se convierten en un retrato fidedigno de quien las emite, porque siempre pillan con el pie cambiado. Es más fácil salir al paso con un comunicado oficial en el que la fina hipocresía encubre la bajeza de los verdaderos propósitos. Cuando toca lidiar con la cruel realidad a pelo, sin retóricas prefabricadas, a muchos se les ve el descosido ético.

lunes, 17 de marzo de 2014

BATIR Y PICAR

Bien pudo haber sido así. Juan Ignacio Martínez, ese entrenador que viste como lo haría cualquier señor castellano para ir a misa, se quedó plácidamente dormido en el sofá. En su cara se podían leer todas las letras de la palabra felicidad. De súbito abrió los ojos –apenas le costó un instante reubicarse en su nueva condición de despierto– se levantó, caminó hacia su despacho, allí se sentó, tomó un bolígrafo y, en el primer folio en blanco que encontró sobre la mesa, escribió unas notas que concluían con un ‘ganamos al Barça’. Volvió a sonreír recreándose de nuevo en la escena con la que había soñado momentos atrás. Estaba, como cualquier padre, a los pies de la cama de su criatura leyéndole un cuento. Un mozuelo pasaba la tarde en su taller, dado que no era mucho el trabajo que le encargaban, pasaba buena parte del tiempo en su inopia particular. Unas moscas, pesadas de oficio, no le dejaban de incordiar. El chico cogió un trozo de paño y, de un golpe seco, mató a siete de ellas. Satisfecho, quiso inmortalizar la hazaña con una leyenda estampada en una de sus camisas: Maté a siete de golpe. Se la puso y salió a pasear por la ciudad. Entre sus vecinos se acrecentó el rumor de que el lema hacía referencia a siete soldados que nuestro protagonista habría abatido de golpe. Su fama llegó hasta el rey que, impresionado por el valor del chiquillo, le encomendó enfrentarse a dos gigantes que atemorizaban a los habitantes de su palacio. El reto era de órdago pero el joven no podía volverse atrás, a riesgo de hundir su reputación, y aceptó la encomienda.

domingo, 16 de marzo de 2014

UCRANIA TAMBIÉN VIVE EN VALLADOLID

Pasean a diario por las mismas calles que nosotros, sus hijos acuden al mismo colegio que los nuestros, la crisis económica de nuestro país hace mella de igual manera en su día a día, pero estos días tienen una preocupación añadida. En su tierra natal se juega una partida de esas que si es difícil saber cómo han empezado, resulta imposible adivinar el rumbo que va a tomar. Iuliia Andriyevska, Tatiana Zhuravska, Oksana Guryn, Bogdan Marchuk y Vadim Bondarenko son cinco de los más de doscientos ucranianos que viven en Valladolid. Han querido compartir con El Norte de Castilla sus reflexiones y exponernos sus temores.   



Van llegando de uno en uno, en cada rostro se vislumbra la preocupación, esa forma de miedo inconcreta, de temor a no se sabe qué cuando la mirada al frente no aventura nada bueno. Al entrar en el bar en el que estábamos citados me encuentro a Oksana Guryn que ya estaba esperándonos sentada en un taburete en la barra. Le acompaña Chema, su marido, un vallisoletano con quien tiene dos hijos, los saludo y les presento a Iuliia Andriyevska. Oksana muestra su sorpresa: “¿También eres ucraniana?” Iuliia es la camarera que les ha atendido y no se había percatado de que eran paisanas. Se ríen y se elogian mutuamente el nivel de castellano. El punto de partida de Oksana es Staryi Sambar, una ciudad atravesada por el río Dnister situada apenas a veinte km de la frontera con Polonia; el de Iuliia está en la localidad de Skvyra, a poco más de cien km al este de Kiev, el epicentro del terremoto ucraniano. A continuación entran Bogdan Marchuk y Vadim Bondarenko, dos chicos que recién acaban de sobrepasar la mayoría de edad. Ellos llegaron a Valladolid siendo todavía unos niños, pero no han perdido los lazos con la tierra de origen de sus padres, son miembros de esa segunda generación que eternamente padecerá la enfermedad del doble desarraigo, forasteros aquí y extraños allá. La última en incorporarse es Tatiana Zhuravska. Al igual que Oksana, lleva años afincada en Valladolid, aquí conoció a quien hoy es su marido y aquí nacieron sus dos hijos.  Ellos dejaron Ucrania en su día, las cosas en la joven república no parecían sencillas y eligieron emprender un camino cuyo destino tenía una escala, en algún caso, si esto se puede afirmar alguna vez, puede que definitiva, en Valladolid.

jueves, 13 de marzo de 2014

LA HERMANA REBELDE

La memoria es la hermana rebelde de la historia. Si la segunda se plasma en los libros desde donde camina despacio, pretende relatar los hechos y los ordena en función de su importancia con una base más o menos objetiva; la primera bulle inquieta en cada uno de nosotros, es voluble y a la vez pertinaz y señala la importancia de los hechos en función de las cicatrices que van dejando. La historia cuenta víctimas, la memoria las duele.
Las efemérides proponen un viaje por el túnel de esa memoria, más aún cuando el número de años pasados desde el acontecimiento llega a un número redondo. Entonces nuestra cabeza nos reubica ¿dónde estaba yo? ¿Qué sentí en aquella jornada? Y vuelvo a ser el niño temeroso que fui, por ejemplo, aquel 11 de marzo de hace 10 años. Nunca antes me sentí tan débil como materia viva ni como ciudadano. Las bombas vinieron a recordar que no hay distancia entre la vida y la muerte, que lo que hoy vive mañana protagoniza un funeral, que el hombre puede ser el peor lobo para el hombre, que no hay distancia entre los que asesinados de aquí y los que vamos a asesinar allá. Las palabras oficiales no nos dejaron espacio siquiera como ciudadanos, fuimos tratados como ganado al que se conduce al aprisco de las urnas. 
En medio de un dolor casi unánime, la respuesta social de aquellos días tuvo una parte meritoria: la imagen de un pueblo exigiendo decoro a su gobierno, miles de voces anónimas reclamando ser tratados como personas adultas. Pero también tuvo su envés, una vez sofocado el incendio emocional del momento volvimos a ser tratados de la misma manera y el silencio, con excepciones, no se volvió a romper.
Estas víctimas, que no fueron héroes porque ni eligieron su destino ni se enfrentaron a él, nos hicieron humanos y dignos por un día. Víctimas, estas y todas, que merecen todo el apoyo del estado, todo el respaldo de la sociedad, todo el aplomo de la justicia. Hasta ahí. Porque cuando los entornos de las víctimas convierten su condición en un cheque con el fin de condicionar las políticas del país pierden el respeto ganado. 

Publicado en "El Norte de Castilla" el 13-03-2014

domingo, 9 de marzo de 2014

SOLO ALGO MEJOR

Cuando recibió el aviso de que Jeanne St. Jean había roto aguas, la anónima matrona, como cada vez que era requerida para ejercer su profesión, preparó el material necesario y se puso en camino. Para ella se trataba de un parto más, cierto es que los Bernadotte eran una familia con posibles, no en vano, Henri, el padre, era procurador en Pau, pero ni ella ni nadie en esta ciudad francesa podía pensar que ese día fuera a quedar apuntado en los futuros manuales sobre la historia de Suecia. Con el pasar de los años, el pequeño Jean-Baptiste se enroló en el ejército. Tras el triunfo de la Revolución, subío con inusitada rapidez los peldaños del escalafón militar hasta alcanzar el último, fue convertido en mariscal del ejército napoleónico. En 1808 estuvo al mando de las tropas francesas frente a las suecas. No tuvo éxito pero su labor no debió pasar inadvertida para sus rivales ya que dos años después fue reclamado para ocupar el trono vacante. Aquel frío día de enero, la matrona caminaba sin saberlo, y quizá nunca lo supiera, para ayudar a nacer a un futuro rey.

jueves, 6 de marzo de 2014

SON DE FUERA, NO SABEN

Miedo me da que a España le dé un ataque de sí misma. Miedo porque carga sobre sus espaldas con una maldición idéntica a la de Troya. La sacerdotisa Casandra recibió de Apolo la capacidad de profetizar los acontecimientos venideros. Posteriormente, el mismo dios, por despecho, la castigó de la forma más cruel, no le retiraba el don pero, a partir de ese momento, nadie le creería nada de lo que pudiera decir. Mal para ella, peor para su pueblo que despreciaba la voz que mejor podía aconsejar sobre el rumbo a tomar. Entre sus vaticinios estaba la caída del propio reino como, al poco, ocurrió.

domingo, 2 de marzo de 2014

ABRIGO EN EL POLO

Cuando el sol estaba en su punto más alto, Esaú entró en casa. Como cada mañana, había salido de caza acompañando a las primeras luces del día. Las horas transcurridas entre uno y otro momento las fue ocupando subiendo riscos y bajando laderas, persiguiendo algún conejo y protegiéndose de las alimañas. Como cada día, más o menos a estas horas, regresaba exhausto y hambriento a casa, pero allí no encontró más comida que el plato de lentejas guisadas que estaba comiendo Jacob, su hermano pequeño. Tanto reclamaba el estómago de Esaú que no dudó en ofrecer los derechos que le correspondían por ser el primogénito a cambio del plato de legumbres. Esaú se arrepintió y posteriormente procuró, si bien de forma infructuosa, que ese acuerdo no se llevara a efecto. Pero este pasaje que podemos encontrar en ese manjar literario que es la Biblia explica a la perfección lo que los economistas en su jerga denominan ‘valor de uso’, o sea, el precio que estamos dispuestos a pagar por un objeto en función de la necesidad que satisfaga en un instante concreto. Ese plato de lentejas, tantas veces menospreciado, multiplica su valor cuando no hay nada más que pueda saciar el hambre voraz de Esaú en ese preciso momento. Frente al valor de uso, el ‘valor de cambio’ es menos subjetivo al relacionar el precio de cada mercancía en relación con las demás. Sobre cómo se fija este valor hay diversas teorías. A estas alturas de la liga, el precio de un punto para el Real Valladolid hay que empezar a medirlo por su valor de uso. A principio de temporada cada punto se atenía al valor que tan bien midiera el técnico ‘yugoeslavo’ Bujadin Boskov en uno de sus axiomas: ‘punto ser punto’. Valía para sumar pero la temporada era, entonces, tan larga como el margen de error. El tiempo fue pasando y llegamos a este día en donde no caben más pinchazos. Cada punto vale tanto como lo que se está dispuesto a pagar por un abrigo si te encuentras desnudo atravesando el Polo Norte; si ese punto significa restar dos a tu oponente más directo no tendrías ningún empacho en ofrecer por ese abrigo tu pulmón para un futuro trasplante. Un punto de octubre vale lo mismo que el obtenido ayer, sin embargo, de haber perdido el Pucela en ‘La Rosaleda’, además de un golpe mortal al estado de ánimo, hubiera supuesto acrecentar la desventaja ante los que le anteceden en la tabla de forma tal que ya no tendríamos dedos suficientes en una mano para contarla. Sumen a eso que los dos partidos en puertas son de esos que no hacen que se dispare el optimismo. En resumen, la derrota, salvo inesperado milagro posterior, hubiera sido una invitación, sin posibilidad de ser devuelta, a la Segunda.