lunes, 24 de agosto de 2015

LA CAMISETA

Muchos de los paños con los que se elabora la tela de la historia se tejen con un hilo que procede, como la lana del pelo de las ovejas, del material simbólico. Es un hilo a veces invisible con el que se zurce el presente con unos ancestros idealizados y que, a la vez, sugiere ensoñaciones de futuros perfectos. Los símbolos, telas, escudos o fetiches, producen identificación o rechazo, agrupan a los propios y estigmatizan a los ajenos. Hablan con la voz que queremos que hablen, dicen lo que queremos que digan. Podrían, digo podrían, portar valores que nos reconciliasen con el ser humano, pero han sido tantas las veces que su carga fue la opuesta, que no sé si ya merece la pena esperar algo positivo de ellos. Quizá el deporte sea la excepción por ser un símbolo en sí mismo.