Un siglo es un siglo y el del nacimiento de Berlanga hay que
celebrarlo, que está por ver si verá la luz otro ser capaz de sacarnos, a la
vez y en tal dimensión, tantas sonrisas como lágrimas. Y qué mejor que recrear
una escena digna del director valenciano. Faltó algún detallito, no sé, un
tropezón de uno de los dos protagonistas o la incorporación de un tercero que,
sin ton ni son, hubiera metido cualquier cuña improcedente en la conversación.
Habría, eso sí, que haber modificado el estribillo de la canción de fondo de la
secuencia original quitando lo del ‘recibir con alegría’ para dejarlo en un
“americano, acudimos en vuestra busca”. Más que nada porque esta vez ellos no
venían y, así las cosas, la montaña Sánchez tuvo que caminar en pos de un
encontronazo con el Mahoma Biden.