domingo, 31 de agosto de 2003

¿EN QUÉ PRUEBA?

En un sábado agosteño en un hospital de Ávila los segundos se suceden agónicos; tan exhaustos como yo mismo cuando enfilo el camino a la casa de mis padres. Dos besos, mañana hablamos. La cama que me abrazó a diario en mi niñez me recoge. El silencio, sinfonía de los ausentes, se torna en bálsamo para los rescoldos de mi cuerpo. Mi padre enciende la tele, su oído también envejece,  y el sonido se esparce por la casa. Oigo “medalla de plata para una atleta palestina”. Mientras invitaba al sueño a que me venciese intentaba adivinar en qué prueba habría conseguido la medalla. Quizá en vallas, acostumbrada a sortear obstáculos cotidianamente, a lo mejor en lanzamiento de peso o jabalina tras repetido entrenamiento durante la intifada, podría ser en una prueba de resistencia muchos años ensayada hasta convertir su fuerza en entrega fanática, quizá en marcha acostumbrada a caminar sola y desamparada a pesar de las múltiples promesas de apoyo nunca recibidas. Con esa duda me levanto, Alicia había dejado el periódico en la mesilla, lo abro y leo “medalla de plata para una atleta palentina”.