domingo, 1 de abril de 2012

DOMINGO DE PALMAS Y RAMOS

Montado en su pollino económico, el Valladolid entró en Jerusalén jaleado por una muchedumbre entusiasmada. Los que iban delante y los que venían detrás daban voces diciendo: ¡que sí, joder, que vamos a ascender! Vestido con su reconocible túnica blanquivioleta espoleaba al borriquillo que se iba abriendo paso entre Las Palmas que habían caído al suelo cuando ya nadie lo esperaba. Era víspera de domingo, pero como la fiesta se prolongó más allá de la medianoche, en el futuro se rememoraría esta fecha como Domingo de Ramos. La celebración puede parecer exagerada para los profanos, pero está plenamente justificada si analizamos la doble sucesión de hechos, los que se produjeron en el campo de los olivos y los que se fueron conociendo en días anteriores. Cuando tanta desdicha se acumula, un buen desenlace, aunque no sea más que parcial, desencadena la algarabía.