Sabemos que Teruel existe porque
un hubo un movimiento social que se encargó de gritarlo a los cuatro vientos,
antes de eso, Teruel era apenas un frío apunte en la información meteorológica.
De Chipre, sin embargo, sabíamos más: participaba en Eurovisión y era siempre la
perita en dulce de los grupos que le correspondían a la selección española.
Pero de repente, tan de repente como aparece una navaja en el cuello de quien
es robado, Chipre es la palabra más repetida en la barra de los bares. Cuando
las barbas de tu vecino veas pelar… suele ser la reacción oral del interpelado y
el pánico se apodera del que tiene unos cuartos en una cuenta bancaria, o sea,
casi cualquiera. Chipre, vista de esta forma, es una cobaya, un pequeño animalito
al que se tortura con fines experimentales. Superada la prueba, se consiente
que se aplique el mismo tratamiento a los seres humanos, llámense estos Italia
o España.