jueves, 28 de febrero de 2019

EL COCHE URBANISTA


A buen seguro que no ha existido a lo largo de la historia un urbanista tan influyente como el coche. Desde que este artilugio móvil llegó, nuestras vidas y nuestros entornos ya no se parecen en nada a lo que anteriormente fueron.
Desde un primer momento, las distancias -longitudes que se miden con unidades de tiempo- decrecieron, lo que acarreó una modificación en nuestra manera de mirar el mundo, de estar en él. Esta nueva perspectiva temporal, al modo de una app, se fue instalando en nuestros cerebros. En una primera fase interiorizamos el proceso, aquel cerro, un suponer, que pensábamos tan lejano ahora está a tiro de piedra. En la segunda, entendemos que el diseño de las calles debe plantearse con la idea de que los vehículos se muevan con cierta comodidad, asumiendo además que el coche ha de tener prioridad. Para ello se les otorga más de la mitad del espacio público de la ciudad. En la tercera, adaptamos todos nuestros hábitos a esta nueva escala: si aquel cerro no está tan lejos es posible colocar allí un gran supermercado, el campo de fútbol, el auditorio o el hospital. El polígono industrial, por descontado. En una última fase, hasta el ocio se ha intentado marchar. Sin coche, hemos llegado a creer, que no puede haber vida distinta a permanecer encarcelado en casa. 

lunes, 25 de febrero de 2019

TRES EQUIPOS PEORES

Foto El Norte
A pesar de que no se tiene por conducta muy aconsejable, camarón que se duerme se lo lleva la corriente, llegar tarde puede tener alguna ventaja. Que se lo pregunten si no a Alonso Pinto. El tío se las apañaba día tras día –cuando no era por el fas de que se había dormido, era por el nefás de que no encontraba no sé qué libro– para hacernos esperar algún minuto. Tan tenaz era en esto de retrasarse que el autobusero no partía sin antes preguntar en alto si Pinto había subido. Cuando recibía el sí coral arrancaba el motor y nos ponía en marcha. Algún día, sin embargo, ocurrió que alguien se demoró más que Alonso. Mala suerte. Habiendo llegado Pinto, la puerta se cerraba. No había tiempo para más.

jueves, 21 de febrero de 2019

RESIGNACIÓN O SUSTO

Imagen tomada de grandespymes.com.ar
El presente, este presente concreto, ya pasó, dejó de ser. Así, cada presente fenecerá para ir dando paso a sucesivos e inasibles presentes. El pasado y el futuro no existen, son dos cómplices necesarios en un delito continuado de impostura.
En tiempos electorales, todos al fin, estos delitos florecen. Ahí están, entonces, el pasado y el futuro permitiendo que se les utilice como coartadas. De la manera en que calla el amigo del asesino en una película de gánsteres cuando escucha a este asegurando, muy serio y bajo palabra de honor, que él no pudo cometer tal crimen porque en ese preciso instante estaba en el cine junto a su colega, el pasado  y el futuro escuchan en silencio a nuestros dirigentes políticos utilizando a ambos como esplendor o amenaza. De esta manera, parece que las opciones que se nos abren se resumen en dos: mientras las tres derechas -dos con claridad; una así, así-  reclaman una vuelta a un bucólico pasado para esquivar las zancadillas de un futuro apocalíptico si vencen sus rivales, las ‘no derechas’ garantizan un camino hacia el futuro que evitará el trasiego por los tenebrosos valles del pasado por el que nos tocaría transitar si sus rivales vencen.

jueves, 14 de febrero de 2019

QUE COMAN TORTAS

Imagen tomada de afp.com

No recuerdo ni a quién ni donde leí aquella frase que en sus pocas palabras concentraba toda una lección de historia: “Cuando la Revolución Francesa se hizo, la Revolución Francesa ya estaba hecha”.  Vamos, que ese decenio comprendido entre 1789 y 1799 no fue sino el corolario de una serie de procesos que se fueron alargando a lo largo de la segunda mitad siglo XVIII; que aunque marquemos la imagen de la Toma de la Bastilla como ese punto académico  que pone fin al capítulo del Antiguo Régimen y abre la Edad Contemporánea, fueron las razones aportadas por los Ilustrados las que socavaron el viejo edificio. La Revolución no fue más que el viento que derrumbó un edificio previamente carcomido. Si un periódico de aquella época hubiera tenido a bien entrevistar a Diderot o Montesquieu, sus contemporáneos, para leerla, habrían tenido que avanzar hasta las páginas de la sección de Cultura. En las de política, mientras tanto, habrían ido dando cuenta de las pequeñeces del día a día. Hoy, aquellas menudencias de la política cotidiana nos resultan apenas intrascendentes; tomamos por ciegos a quiénes no fueron capaces de entender que se acababa el mundo en el que vivían -ejemplificado por ese “si no tienen pan que coman tortas” atribuido a María Antonieta meses antes de perder literalmente la cabeza-, de forma que actuaban como si nada fuera a cambiar nunca, como si las estructuras fueran eternas, imperecederas y entendemos que en las páginas escritas por aquellos autores es donde se hablaba de política en mayúsculas.    

domingo, 10 de febrero de 2019

GUANTES DE NIÑO PERA

Foto "El Norte"
Algunos años antes de que naciera Sergio Asenjo, en esa misma Palencia, los guantes de portero eran un artículo de lujo. En Palencia y en el resto de España, pero es en Palencia donde uno estaba y es lo que uno recuerda. Antes de eso no es que fueran un lujo, simplemente no eran: hasta los porteros profesionales jugaban con las manos descubiertas. Pero estamos en los años ochenta. Los Arconada, Urruti, Miguel Ángel, Fenoy y hasta Sabino Zubeldia cubrían sus manos con unos guantes milagrosos a los que parecía pegarse el balón. Los niños que por devoción u obligación defendíamos las millones de porterías de esos Maracanás imaginarios queríamos unos guantes como esos o, al menos, un par que pudieran dar el pego. Pero topábamos siempre con el muro del ‘no’ paterno y materno, por juntos o por separado. Así las cosas, para parecer más portero, apañé con unas propinas lo más parecido que vi a unos guantes de profesional: unos de lana amarilla con puntos de negro alquitrán incrustados. 

jueves, 7 de febrero de 2019

PRINCIPIO ARQUÍMEDES PARA LA INCINERACIÓN


Sicilia, antes  de ser asociado a la mafia, Francis Ford Coppola mediante, antes aun de que la Cosa Nostra, con sus capi, sus numerali y sus consiglieri se adueñaran de la isla, ya tenía su historia en relación a los amigos del engaño y el robo. Allí, en Siracusa, nació Arquímedes, el sabio que salió de su casa corriendo en pelota picada y gritando ‘eureka’ a los cuatro vientos. Al Arquímedes zambullido en la bañera le había visitado la inspiración, como si fuera un chasquido, su cerebro hizo un clic y él pudo concluir que el volumen del agua que asciende es igual al del cuerpo sumergido.  De esta manera, ayudó a su rey Hierón II a saber a ciencia cierta si su joyero le había timado cuando le vendió la corona garantizándole que estaba fabricada solo con oro.

sábado, 2 de febrero de 2019

EL DÍA QUE ERA EL DÍA

Foto "El Norte"
Con frecuencia, la belleza se encuentra en los ojos que la observan. A mí me cuesta encontrarla en el boxeo o en los toros; pero es una evidencia que hay quienes, donde tú ves un simple puñetazo o un señor esquivando un morlaco, son capaces de embelesarse ante lo que ellos entienden como la pureza de un golpe o de un pase. Además, como te descuides, van y te lo explican. Eso sí, por más que admirados en lo suyo se empeñen en mostrarte lo que es y la dificultad de ejecutar un gancho de izquierda o unas chicuelinas, no encuentran manera de hacerte ver belleza alguna. Seguramente, en muchas de esas personas se dibujaría una mueca de escepticismo si yo, embebido, glosase con sentida admiración la belleza de un pase milimétrico hacia un compañero que ha emprendido un desmarque de ruptura o un amansamiento con el pie de un balón que cae salvaje desde el cielo.