miércoles, 29 de agosto de 2018

EL PERFUMERÍAS, QUÉ DEMASIAO

Jugará este año en el equipo salmantino de División de Honor pese a que iba para futbolista, pero una tarde lluviosa y fría cambió su vida

Foto El Norte
La flechana Andrea Serna, (4-5-2001), emprenderá a partir del próximo mes de septiembre la aventura que le puede llevar a la cúspide del baloncesto español. Tras varios años subiendo peldaños en clubes tanto de su localidad como de la capital vallisoletana, Serna disputará su última temporada en la categoría junior en el potente Perfumerías Avenida salmantino a la vez que compartirá entrenamientos con las jugadoras de la primera plantilla.
Al igual que el macarra de ceñido pantalón retratado por Joaquín Sabina en su 'Qué demasiao', Andrea Serna 'aún no tiene años pa votar'. En todo lo demás, no busquen parecido alguno. Mientras aquel, a esa tempranera edad, 'ya pasaba del rollo de vivir', nuestra protagonista, con la sonrisa siempre puesta, va comiéndose la vida a bocados, disfrutando de cada uno de ellos, digiriéndolos y preparándose para engullir los siguientes, los que están por venir. El de ahora no es pequeño, a su puerta ha llamado el todopoderoso Perfumerías Avenida salmantino de baloncesto para incorporarla a sus filas. Entrenará con las mismas mujeres que hasta ayer eran sus referentes.

lunes, 27 de agosto de 2018

LOS HOMBRES SUBTERRÁNEOS

Foto El Norte
El camino les parecía despejado, alzaban la vista y sentían que ningún peligro se cernía al menos en toda esa línea horizontal que se les dibujaba en el horizonte. Nada aparentemente podría malbaratar su tarde de juego y paseo. De repente, como si fueran una suerte de topos agresivos que esperasen el momento oportuno de la salida para, una vez fuera, abrir los ojos, recuperar la vista y amargar una plácida noche sabatina, una oncena de futbolistas blanquivioletas brotaban aleatoriamente e ininterrumpidamente desde las entrañas de la tierra con la intención de robar el juguete de aquel rico virtuoso que no esperaba más que disfrutar del expediente semanal. La tierra se abría y en cada hueco uno, dos, tres blanquivioletas aparecían de súbito para frenar una acometida, para cerrar una línea de pase, para emborronar el trazo diseñado en el cuaderno de uno de los primeros de la clase. No solo eso, una vez fuera, una vez robado el juguete, los hombres subterráneos emprendían con vigor una carrera con la intención de descuadrar cualquier presupuesto de rivales, neutrales e, incluso, de aquellos propios que no quisieron hacerse ilusiones. En un tris estuvo, mucho más cerca de lo que dirán estadística y hemeroteca cuando pasado un tiempo se ponga el ojo en esta fecha.

sábado, 18 de agosto de 2018

CARÁCTER ÁSPERO EN UN TERRENO DESCONOCIDO

Foto El Norte
No es cuestión citar el nombre del pueblo, no vaya a ser que, en un exceso de susceptibilidad, alguien se me haga el ofendido, pero en aquel entorno comarcal, los paisanos de Isabel la Católica tienen, o al menos así era antes, cierta fama de ásperos. No es que de normal fuesen desabridos en el trato, que no es el caso, sino que su espoleta activaba la carga explosiva con suma facilidad. Vamos, que cualquier pretexto les parecía buena razón para desatar una tormenta. No sé cuánto hay de cardar la lana y cuánto de llevar la fama, desconozco si esa teoría del muelle flojo responde a una realidad o no es más que una leyenda urbana; pero lo cierto es que la primera (y si la memoria no me falla, última) vez que fui a las fiestas de la villa donde dejó de respirar Fray Luis de León casi me tocó salir por piernas. Este menda, copa bien agarrada con la mano izquierda, antebrazo derecho apostado en la barra del bar, charlaba con una amigo. De repente, sentí el contacto de alguien que culeaba pretendiendo hacerse un hueco a mi espalda. Cuando ha conseguido su primer objetivo, ese alguien coloca su brazo por debajo del mío. Me sorprendió pero lo dejo estar, oye, cosas de las aglomeraciones de barra. Hasta que el tipo me dio un leve codazo como para marcar territorio. Me giré, tenía ante mí un rostro desafiante que, antes de que yo pudiera abrir la boca, dejó claro, a mí y al resto de la concurrencia, que no tenía intención de bailar conmigo.