Cuentan los que de la cabeza entienden, si es que de
ese adorno que remata el cuello entiende alguien, que uno de sus
mecanismos internos sirve para que nos evadamos de la realidad cuando
esta nos presenta un panorama desolador. Así andaba la mía viendo el
partido de ayer, buscando la evasión por el doble camino que niega la
realidad: zigzagueando para no ver lo que ocurría y recreando universos
paralelos. Recordaba el homenaje de los futbolistas del Pucela a Sisi
(historia del Valladolid) y, a la par, me preguntaba qué tiene que
ocurrir (o qué pasa) con la cantera (lo que debiera ser el futuro)
para que, estando lesionado (eso dicen) el mediapunta con los galones de
titular y con una lesión el llamado a sustituirle, el puesto sea
encomendado a un jugador dotado para otros menesteres.