martes, 26 de junio de 2001

JESÚS Y EL BECERRO DE ORO

Da igual ganar la liga, ascender a cualquier categoría o quedar segundo en el trofeo de la galleta. Tras las consabidas celebraciones “espontáneas” llegan los paseos triunfales, las soflamas desde algún balcón aderezadas con obligatorias menciones a los atributos que les llevaron a dicho triunfo y como colofón una visita a la virgen de turno que tanto contribuyó en el logro. No se sabe que opinarán las vírgenes rivales, ni imaginar quiero como estará este año la moreneta, es un suponer. Vestigios de un pasado del que no queremos acordarnos. Curas consagrando a aduladores del becerro de oro. Teocracia militar que ha impregnado nuestras costumbres de un rancio aceite con cuyo hedor convivimos sin que revienten nuestras pituitarias. Un día Jesús entró en el templo y, cual manifestante antiglobalización, gritó hasta la afonía (Mateo 21,12). Hipócritas, ciegos que guían a otros ciegos, raza de víboras, sepulcros blanqueados fueron lanzados contra los que vestían sotana. El hombre, creador de dioses a su imagen y semejanza, le subió al altar. Pero antes le había matado.

martes, 19 de junio de 2001

ADIÓS GIL, ADIÓS CANEDA

A mí me gusta el fútbol. Eso que comienza cuando el árbitro toca el silbato y con el mismo toque, repetido tres veces, concluye. Y sin embargo convertimos en protagonistas a los gil de turno. Necios avalados por el dinero que están convencidos de que el dinero todo lo compra. Casi siempre es así, y por ello cuando algo se torna inaccesible a sus pecunias el sentimiento de frustración es superior a la del resto de los mortales. Es entonces cuando su lenguaje de casquería mana a borbotones y  encuentra acomodo en los medios de comunicación en detrimento de la información de lo que sólo es fútbol. Se presentaron con un discurso oportunista y demagogo, consiguieron el fervor de gentes que necesitan el narcótico de la ilusión, oír a alguien que les hable de futuros esplendorosos. Pero todo acaba. Se puede engañar a uno mucho tiempo, se puede engañar a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo. Los gritos de los aficionados del atleti y del Compostela a sus presidentes pueden ser el fin de una pesadilla.

martes, 12 de junio de 2001

CARTA A UN IMBÉCIL

Mi poco estimado anónimo: Quiero que tengas claro que mereces una metafórica patada en el culo que voy a darte con gusto. El Racing ha bajado por méritos propios. La directiva, en vez de fortalecer un proyecto, descapitaliza a la plantilla con la venta de Munitis y Salva, no renueva a Benítez (por caro) y juega a cambiar de entrenador para terminar de nuevo con el propio Benítez. Para desviar culpas, en vez de elaborar una sana autocrítica, acusan y amenazan sin dar. Como cualquier dictadorzuelo se escuda en un enemigo exterior que encarna todas las maldades. Y tu entras al trapo como borrego. Ahí callas, te muestras débil. Te tratan como necio y demuestras que tienen razón. Hasta ese punto es tu problema. El mío comienza cuando leo la pancarta que parió tu neurona. Defender a tu club con una frase que hiere a todos aquellos que se juegan (y pierden) la vida luchando contra las olas del mundo de los satisfechos buscando su dignidad robada es de mala gente o de estúpido.  Tu estómago atiborrado no te permite suplantar, ni  por un segundo, a quien se ve obligado a atar los cuatro nudos del hatillo cargado del sufrimiento acumulado en una vida de desesperanza. Y muchas veces el mar se convierte en compañero definitivo. Con el débil tu debilidad se torna fuerza. Diviértete con el fútbol pero no cubras de desprecio a los muertos que hemos matado. Espero que recapacites. Joaquín Robledo.

martes, 5 de junio de 2001

UN GESTO

Podemos empezar a sentir miedo. El asco brotó hace ya mucho tiempo. Todo ese enjambre de grupúsculos ultras de todos los colores deben ser combatidos con nuestras armas o nos combaten con las suyas. Y en este barco hemos de zarpar todos. Nos guste el fútbol o no. Llevan dentro un germen que puede poner en peligro nuestras vidas: son violentamente excluyentes; y el que comienza a excluir no detiene su perversa dinámica en el odio al rival deportivo. Los presidentes han de dejar de verles como jóvenes algo radicales pero majetes. No son ni radicales, ni, por descontado, majetes. Y los futbolistas, lejos de beber los vientos por un aplauso tan fácil como vacuo, han de actuar. Señores que diciendo “el fútbol es así” o “si la verdad es que si” aparecen en todos los medios de comunicación deberían ser conscientes de su capacidad de influencia y darle un sentido. Por eso el gesto de los jugadores del Treviso que se pintaron de negro para protestar por la actitud de los ultras que abandonaron la semana pasada el estadio porque en su equipo jugaba Omolade (negro él) debería ser tomado como ejemplo.

domingo, 3 de junio de 2001

SE COMPRA SUEÑO



El reducto onírico parecía el único refugio no sometido a las leyes del mercado. Pero la ilusión comienza a tener un precio. 12800 millones, 5000 millones y podría así cubrir un artículo completo. Escribir estos números no es difícil. Hacer demagogia exponiendo una lista interminable de destinos alternativos para ese dinero tampoco. No es dispendio, es pura y dura inversión. La sonrisa del niño está calculada a priori por esos artistas de la venta de azúcar al diabético. El fútbol es, cada vez más, la imagen de esta sociedad: ingentes cantidades de dinero que viajan sin producir para llenar bolsillos de intermediarios, contratos con base en la “productividad” individual y quién más chifle capador, poder para especular y modificar la organización de las ciudades por encima del interés general y Fernández Tapias, vicepresidente del Madrid, calificando de lamentable espectáculo que debe acabar a la acampada de trabajadores de Sintel (un año sin cobrar) situada, casualmente, al lado de la Ciudad Deportiva. Ya me entienden.