sábado, 22 de diciembre de 2012

LA HISTORIA ES PLANA…EPPUR SI MUOVE

Nuestros padres eran más cerrados que nosotros y nuestros abuelos iban más a misa que nuestros padres. Así visto, así parecía, cada generación daba un paso más en una línea recta. Nos convencieron de que la historia permanece inmóvil y somos nosotros los que avanzamos sobre ella. Sin vuelta atrás, sin parapetar lo conseguido, sin miedo, por tanto, a perderlo, sin consciencia, sin memoria. De repente, vuelta atrás. Y ahora nos preguntamos cómo hemos llegado hasta aquí, hasta un punto desconocido que, sin embargo, se parece demasiado a lo descrito en las novelas del pasado. Fortunata busca en los contenedores mientras los hombres cercanos a Jacinta ejercen de dueños de todo, de todos y de todas.

Volvemos, digo. La parte de la sociedad que se denomina ‘indignada’ reclama algo tan ‘revolucionario’ como transparencia, exige algo tan ‘radical’ como que los gobernantes cumplan lo que proponen en los programas electorales, reivindica algo tan ‘rompedor’ como participar. Todo aquello que ya creíamos tener, todo aquello que nunca pensamos que se pudiera perder. De nuevo a la casilla de salida, de nuevo con la puerta cerrada. De nuevo a la calle para pedir lo elemental, un decálogo de buenas intenciones, no robarás, no matarás. Nada por soñar, nada por transformar. Demasiado y, a la vez, demasiado poco. Las mil revoluciones pendientes siguen pendientes porque, entre otras cosas, están en la carpeta de asuntos para más tarde, como si la historia fuera lineal, como si después de esto fuera a llegar necesariamente lo otro, como si no tuviésemos, ya, nada nuevo que decir, nada distinto que proponer, ningún camino más allá en el que luchar.  

Publicado en "Último Cero" el 22-12-2012