Existen expresiones
que aparentemente no dicen nada pero que cobran sentido porque encierran en sí
toda la experiencia vital de quien las escucha. Son frases con un contenido
obvio, de apariencia hueca, pero que retumban en el receptor, porque en alguna
de sus alacenas interiores encuentra la definición precisa. Una expresión del
cariz de ‘la vida es así’ puede ser un buen ejemplo. Ese ‘así’ puede valer para
un roto y para un descosido, en esencia no dice nada, pero cuando llega a
nuestros oídos nos cuenta todo. Al fin y al cabo, ¿qué es la vida más que la
suma de las cosas que caben en ella? La vida es lo que es, lo que nos permite
gozar y lo que nos arrastra a sufrir, una secuencia ilógica de acontecimientos
que tenemos que digerir, un espacio en el que las causas y las consecuencias no
siempre llevan el mismo camino.