jueves, 13 de septiembre de 2012

CURSO NUEVO, VIEJOS USOS

Sentado en uno de esos pupitres que cualquiera que tenga más de cuarenta años reconocería como suyo, borraba las palabras escritas a lápiz en la cartilla de dos cursos atrás. Mi hermano acababa de entrar en la escuela por primera vez y en su raquítica cartera llevaba un cuaderno sin estrenar, un escaso estuche y una cartilla heredada. Se sentó a mi lado -entonces en la misma aula vivíamos niñas y niños de diversos cursos- y tímidamente colocó sobre la mesa lo poco que de casa había traído. Le cogí la cartilla y me dispuse, goma en mano, a dejarla como nueva.