sábado, 7 de enero de 2017

NO ES FALTA DE RESPETO

Va para una docena de años desde ese 20 de febrero en que fuimos convocados a un referéndum en el que se nos pidió nuestro parecer sobre si el Parlamento español debería ratificar aquel remedo que se presentaba como Constitución Europea. El Gobierno, una vez realizado el recuento, se felicitaba porque, según decían, el 77% de los españoles habían votado afirmativamente. Con afirmaciones semejantes aparecieron, también, diversos titulares en la prensa. La aseveración, sin embargo, tropezaba con un hecho   que no parecía frenar el entusiasmo: seis de cada diez personas con derecho al voto habían decidido quedarse en casa, cada cual por sus motivos. Algunas no entenderían la diferencia entre una opción y otra, a otras les daría exactamente igual. Tanto da, esas personas parecían no contar en las valoraciones oficiales. Item más, hace apenas un par de meses, en el centro del imperio se celebraron elecciones presidenciales. Ganó Donald Trump, nada que no sepan, y sobre ese resultado se han escrito miles de textos hermenéuticos con la pretensión de descifrar las motivaciones que han llevado a los norteamericanos a votar lo que votaron. La realidad es que, para no perder su costumbre, poco más de la mitad de quienes estaban llamados acudieron a las urnas . La otra ‘casi mitad’ no fue digna de análisis alguno. Como si no fueran parte del mismo cuerpo al que se estudia.