lunes, 11 de mayo de 2009

EL DÍA DE LA MARMOTA

En sus últimos años, Camilo José Cela recibió multitud de homenajes -de esos que sirven más para alimentar el ego del oferente que para ensalzar la valía del perceptor- en los que pronunciaba un discurso de agradecimiento por ‘tamaño agasajo’. Cansado o porque tanto le daba arre que so, les largaba el mismo discurso, cobraba y aquí paz y después gloria. Ganas me quedan de seguir el ejemplo y hacer un corta y pega del artículo publicado el lunes pasado. La sensación, compartida con la mayoría de la afición albivioleta, es una especie de ‘déjà vu’. Parecemos émulos de Bill Murray apresados en el día de la marmota reviviendo una y otra vez lo que ya sabíamos que iba a pasar.