lunes, 26 de febrero de 2018

FRUSTRACIÓN MAL DIGERIDA

Foto El Norte de Castilla
Raramente nuestras decisiones o nuestras acciones nos afectan solo a nosotros. Lo habitual es que lo que hagamos o dejemos de hacer, lo que nos pase o nos deje de pasar, produzca un efecto en las personas que tenemos cerca. Un hecho cierto que no suele dejar a nadie indiferente; más bien al contrario, ser consciente de ello puede servirnos como estímulo o convertirse en un chantaje. Somos así, ¡qué se va a hacer!, seres sociales que, en este largo proceso evolutivo, hemos sido capaces de llegar hasta aquí porque hemos encontrado soluciones colectivas a los problemas que se han ido planteando. Problemas que, en no pocos casos, han sido provocados por el propio ser humano que no ha encontrado límite para realizar todas las aberraciones imaginables sobre otros humanos. En esta realidad colectiva se asientan las reflexiones sobre el concepto y el sentido de la ‘libertad’. Si lo que hiciésemos no afectase a nadie, la libertad no tendría ni término que se refiriese a ella, no haría falta.