martes, 20 de mayo de 2003

BIENVENIDA SEÑORA TELE

El alcalde clamaba desde el balcón del ayuntamiento “vecinos de este lugar, os debo una explicación, y esta explicación que os debo os la voy a dar”. Tras el discurso y el rumor previamente propagado todo el vecindario supo que ese domingo la vuelta ciclista acariciaría la carretera del pueblo y con ella la televisión haría inmortal al amarillo del cereal recién segado y cada parroquiano tendría su segundo fugaz de efímera gloria. En el bar, los pocos que quedan cuando agosto se despide, discutían sobre cual sería el sitio ideal: a la entrada del puente sobre el Trabancos, la esquina de la señá Lola o la solana de la báscula. Llegado el domingo la sonrisa se apodero de las mejillas de unas y otros. Se acicalaron y, entre la misa y los callos, tomaron las cunetas. Sonó el teléfono de “El cojo” su hijo le decía que faltaban tres kilómetros, vislumbraba el perfil del pueblo en la tele. Unos segundos de publicidad y enseguida volvemos. La vuelta ciclista pasó por Rasueros.