Desde mi última visita a esta esquina ha pasado una semana, siete días en
que ha habido tiempo suficiente para cerrar puertas y abrir ventanas. Tanto el
referéndum británico como las elecciones españolas han sorprendido a los
quinielistas de la política, a esos que mirando estadísticas aventuran los
resultados de los partidos antes de que se jueguen. Tanto el uno como las otras
han cerrado puertas -estas son las cartas que hay- y han abierto ventanas: las
de atrás para que penetre algún rayo de luz pueda explicar lo que ha ocurrido,
las de adelante para dejar un resquicio por donde mostrar lo que se avecina.