jueves, 24 de diciembre de 2015

LA SAQUÉ A PASEO

Esta democracia vestida de azul, con su camisita, con su canesú, se constipó y las urnas le prescribieron un jarabe para tomar con un tenedor. Ahora ya sabe que dos y dos son cuatro, como podrían haber sido seis, ocho o dieciséis. España, mitosis mediante, se ha convertido en madre e hija de sí misma. Las dos grandes células en esta lánguida etapa boqueaban en busca de un oxígeno que empezaba a faltarles por desapego generacional. Ambas se han dividido, pero para dejar todo como estaba. Añadiendo, eso sí, un complejo de Edipo que lleva a las huestes recién incorporadas al enfrentamiento con sus progenitores. Ahora toca contar con los dedos para lograr la suma de 176. Quizá las células viejas decidan unirse para frenar las veleidades de los chicos, quizá el encuentro se produzca entre las que antes se dividieron, quizá el parto de los montes haya sido un ratón y haya que volver a preñar las urnas. Todo quizá, lo único cierto es que la aritmética ha suplantado a los problemas. Ya solo se habla de esas cuentas, los problemas se arreglarán, de nuevo, a la española: dejando que el tiempo pase y que siga vivo lo que no muera.