domingo, 1 de marzo de 2015

LA PIEDRA DE CHICA

Varios jugadores sentados alrededor de una mesa forman dos equipos. El mus -tapete verde, baraja española, amarracos en el medio- está en marcha. Uno de los jugadores reparte las cartas, una a una hasta cuatro, a los miembros de la partida. Una vez vistas, cabe la posibilidad de que haya sucesivos descartes, pero si alguno de ellos está satisfecho con los naipes que le han correspondido, indica que arranque el juego. El Sporting debió pensar que era hora de empezar y salió envidando a la grande. El Real Valladolid parecía dudar pero, tras alguna mirada temerosa, decidió aceptar el envite. Al final del juego se verán las cartas. Tocaba hablar de chica. Ahí el Pucela lanzó un órdago. Rieron los asturianos y tiraron de refranero: jugador de chica perdedor de mus. Y no quisieron. Los blanquivioletas sacaron una piedra. Una piedra que parece poca cosa en el cómputo general del juego, pero que, contradiciendo la fraseología popular, el juego de chica, de Chica, al Pucela le ha ayudado mucho en la suma de puntos. El lateral derecho, defensa y a un lado, suele ser una demarcación poco dada al brillo de sus inquilinos, pero desde ella se apuntala la solidez de un bloque. La carta pucelana, ya digo, piedra a piedra, sin levantar al público de los asientos, se ha convertido en un seguro. Javi Chica es, de largo, el jugador más regular en lo que va de temporada, es difícil recordar un error suyo. No brilla como otros, no marca porque no es su cometido, pero siempre suma todo lo que permite su posición en el campo. Es uno de esos jugadores pegamento que permiten que el bloque funcione, que arregla los rotos de otros, que no da una carrera de cara a la galería ni escatima ninguna que sea necesaria. Uno de esos jugadores que casi nunca encontraremos en esas listas de los mejores que aparecen en los periódicos tras realizar votación popular. Uno de los que quiero siempre en mi equipo.